“La historia se repite. Cuando estaba de presidenta Lidia Gueiler, (Luis) García Meza lleva una carta para que firme su renuncia y ahora intentan traer una carta para que firme mi renuncia”. De esa forma, Evo Morales respondía al opositor Luis Fernando Camacho, aprovechando una multitudinaria concentración en la plaza San Francisco, en La Paz, y sus intenciones de sacarlo de la presidencia de Bolivia mediante una carta de renuncia.
► Evo Morales no renuncia y se rodea de miles de partidarios en La Paz | FOTOS
► Bolivia: Luis Fernando Camacho llegó a La Paz para que Evo Morales firme su renuncia
El sábado pasado, Camacho -presidente del Comité Cívico de Santa Cruz- le dio un ultimátum de 48 horas a Morales para que dimitiera ante las muertes registradas en las protestas callejeras que iniciaron tras las denuncias de fraude electoral en los comicios presidenciales del 20 de octubre.
Al cumplirse el ultimátum, Camacho anunció que llevaría una carta de renuncia hasta La Paz para que sea firmada por el mismo Morales. Pese a que hasta el momento los intentos por conseguirlo han sido frustrados por los seguidores del oficialismo, Camacho no ha desistido en su objetivo.
La insinuación de Morales llevó a que el expresidente (2001 - 2002) Jorge ‘Tuto’ Quiroga respondiera irónicamente al actual mandatario. “Evo te quiero decir una cosa: si tu eres Lidia Gueiler, yo soy astronauta o Lionel Messi”, dijo quien acompañó a Camacho el miércoles en Santa Cruz.
Toda esta situación nos regresa a la frase con la que inició este artículo. Morales comparó el escenario actual con el que vivió en 1980 Lidia Gueiler, la primera mujer en llegar a la presidencia de Bolivia.
Con una carrera política que nació en 1948, cuando se convirtió en militante del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), destacando como activista y defensora de los derechos de las mujeres y los jóvenes, Gueiler llegó a la presidencia en 1979 al ser elegida por el Congreso Boliviano, luego de que el general Alberto Natusch se viera obligado a devolverle el poder a esta institución.
Gueiler, de 58 años, ocupó el cargo el 16 de noviembre de 1979 para garantizar que se celebren las elecciones del 29 de junio de 1980 y entregar el cargo el 6 de agosto. Sin embargo, el corto periodo estaría lleno de obstáculos y amenazas a su vida.
A inicios de junio, un coronel que ejercía como jefe de la escolta presidencial intentó asesinar a Gueiler. El magnicidio fue frustrado gracias a la intervención de un ayudante de la presidenta, quien pudo neutralizar al embriagado militar que intentaba derrumbar del dormitorio de la mandataria.
Una semana antes de las elecciones de 1980, una avioneta en la que viajaban varios líderes de la izquierdista Unidad Democrática y Popular (UDP) fue objetivo de un atentado estallando poco después de despegar de La Paz. En el ataque falleció un candidato del UDP y el compañero de fórmula de Hernán Siles Zuazo, Jaime Paz, resultó con quemaduras graves.
A esto habría que añadirle el asesinato del sacerdote jesuita Luis Espinal, defensor de la democracia y los derechos humanos y un atentado con granadas militares seguido de un tiroteo tras el cierre de campaña de Siles en el que murieron 2 personas y 50 resultaron heridas.
Estos ataques, paradójicamente, beneficiaron políticamente a Siles quien se terminó haciendo con el 30% de los sufragios en las urnas, el más votado durante el proceso.
El 17 de julio, 18 días antes de que Gueiler entregue el cargo, el comandante de las Fuerzas Armadas Bolivianas, Luis García Meza, perpetró un golpe de Estado que comenzó con el ataque a una guarnición militar en Trinidad. Con el apoyo del resto de militares, García Meza estableció una Junta de Gobierno, Gueiler y sus funcionarios fueron retenidos por los golpistas en el Palacio Presidencial, Siles fue herido y obligado a pasar a la clandestinidad.
Las radios fueron tomadas por los militares, que anunciaban que el levantamiento se daba para impedir que Bolivia se convirtiera en “un satélite de la Unión Soviética, China o Cuba”, según un artículo publicado un día después por el diario español El País.
La Central Obrera Boliviana y otros movimientos sociales convocaron a levantar barricadas en La Paz. Los enfrentamientos dejaron un saldo de 500 víctimas entre desaparecidos, torturados y perseguidos, además de 4.000 detenidos según la Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional.
Finalmente, Gueiler fue obligada por los golpistas a firmar una carta renunciando a la presidencia y asilándose durante tres meses en la Nunciatura Apostólica de La Paz, antes de viajar hacia París.