Río de Janeiro. Las autoridades de Río de Janeiro, en Brasil, van a "reocupar" las favelas do Alemao, hasta el 2010 controladas por narcotraficantes, tras la muerte a tiros de un niño supuestamente a manos de la policía, informó este domingo el gobernador del estado brasileño.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
"Vamos a entrar más fuerte, a hacer una reocupación. Vamos a fortalecer, colocando más policías", dijo Luiz Fernando Pezao al programa Fantástico de la TV local Globo.
Eduardo de Jesús Ferreira, de 10 años, murió tras recibir un balazo durante un tiroteo entre la policía y traficantes de droga, según la policía. Sin embargo, la familia del niño responsabiliza al cuerpo policial. Los oficiales que hicieron parte de esta operación están siendo investigados.
El "Complexo do Alemao", de 70.000 habitantes, fue ocupado en noviembre del 2010 en una operación sin precedentes, que incluyó efectivos policiales y militares.
"MIEDO Y HORROR"
Cinco años después, el narcotráfico, que siempre se mantuvo pero de forma discreta, ha venido recobrando fuerza. En los últimos tres meses, los vecinos de Alemao conviven con tiroteos prácticamente a diario.
"El miedo y el horror son constantes aquí (...) Todos los días hay fuego cruzado porque vivimos en territorio de gatos y perros, y estamos atrapados en el medio", dijo a la AFP Zaquel Nunes, un habitante de la favela.
Sin precisar la fecha de la nueva ocupación, el gobernador indicó que en esta oportunidad no será necesario el apoyo de las Fuerzas Armadas.
El proceso de "pacificación" de favelas --algunas también controladas por milicias parapoliciales-- comenzó en el 2008 para mejorar la seguridad de esta ciudad, que recibió juegos del Mundial 2014 y será sede de los Juegos Olímpicos en 2016.
Hasta la fecha, fueron instaladas 38 Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en 264 favelas, afectando una población de un millón y medio de personas.
Pero muchas de estas nuevas estaciones de policía funcionan en condiciones precarias. La televisión Globo mostró imágenes de la UPP de Alemao por ejemplo, con colchones en pésimo estado, baños fuera de servicio y ventanas rotas que jamás fueron reparadas.
Unos 1.000 policías denunciaron en la fiscalía esta situación, aunque el gobierno ya se comprometió a mejorarla, según Globo.
CORTEJO FÚNEBRE EN COPACABANA
El domingo, miembros de la ONG brasileña "Río de Paz" marcharon por la playa de Copacabana y enterraron simbólicamente en la arena un féretro blanco, en una muestra de solidaridad con la familia de Eduardo.
Unos veinte activistas vestidos de negro llevaban pancartas con los nombre de los 18 niños víctimas de balas perdidas durante enfrentamientos entre policías y narcotraficantes en las favelas entre los años 2007 y 2015, según cifras de organizaciones no gubernamentales.
El fundador de la ONG, Antonio Carlos Costa, dijo a la AFP que el propósito de la manifestación fue "despertar" a la población de Río para que luchen contra la principal causa de estas muertes violentas: el abismo entre ricos y pobres.
"¿Qué respuesta dará la ciudad de Río de Janeiro, que será sede de los Juegos Olímpicos del 2016, a la muerte de un niño pobre, víctima de balas perdidas? ¿Cómo podemos esperar la pacificación de una ciudad tan desigual?", se interrogó Costa.
Cuatro personas, entre ellas el pequeño Eduardo, murieron por disparos, y otras tres resultaron heridas en Río entre el miércoles y el jueves.
La muerte del niño provocó una manifestación el viernes en el complejo de favelas de Alemao, pero fue reprimida con gases lacrimógenos por la policía. Otra manifestación tuvo lugar el sábado, esta vez en calma.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, expresó en un comunicado su "solidaridad" con los padres de Eduardo, y pidió que "se aclaren las circunstancias de esta muerte y que los responsables sean juzgados y castigados".
Los padres del niño viajaron el domingo a su región natal, Piauí, al noreste del país, en donde enterrarán a su hijo. Los gastos del entierro fueron pagados por el gobierno del estado de Río de Janeiro, en el sureste de Brasil.
Fuente: AFP