Río De Janeiro. El arresto de José Dirceu hirió al Partido de los Trabajadores (PT). La probable acusación judicial contra el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, agitará aún más las aguas en el Congreso. Desde que fue denunciado, Cunha impulsó la aprobación de la llamada "pauta-bomba", un conjunto de medidas que amenazan con desdibujar el ajuste fiscal y con profundizar la crisis que atraviesa Brasil.
La crisis se acentuó. Los índices muestran una caída del empleo, de la renta y un aumento de la inflación. El país corre el riesgo de sufrir una rebaja en su calificación crediticia. Para peor, el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) evaluará las cuentas públicas de Dilma de 2014 y todo apunta a que las rechazará, en razón de los llamados "pedaleos fiscales".
Insatisfechos con el gobierno, el Partido Democrático Laborista y el Partido Laborista Brasileño, que suman 44 diputados, anunciarán su desvinculación del bloque aliado en la Cámara. El presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, archivó cuatro pedidos de juicio político contra Rousseff. Ahora, allí se acumulan nueve pedidos. El 15 de marzo, hubo manifestaciones contra el gobierno. En la del 12 de abril, la adhesión fue menor. Ahora, convocan a una nueva movilización para este mes. La encuestadora Datafolha reveló que Dilma tiene un 71% de imagen negativa. Frente a la crisis, O Globo invitó a seis politólogos a debatir las posibles salidas para el traumático momento que vive el país.
Salida de emergencia
Para Roberto Romano, politólogo de la Universidad Estatal de Campinas: lo necesario es una salida de emergencia. "Con el actual nivel de popularidad de la presidenta Dilma Rousseff, no existe ingeniería política que permita resolver este problema. La salida sería un pacto político de todos los partidos representados en el Congreso con la sociedad civil, para garantizar el normal funcionamiento de las instituciones. Todo indica que Brasil se encamina a un proceso de juicio político, pero ésa no es una salida. El juicio político generará profundas divisiones en la sociedad brasileña y no será garantía alguna para un próximo gobierno, probablemente encabezado por Michel Temer. Si asumiera un presidente que no fue votado para ser presidente, la crisis actual podría empeorar."
Reunificación de las bases
Fernando de Azevedo, politólogo de la Universidad Federal de San Carlos, cree que una de las salidas más efectivas sería reunificar las bases en el Congreso, "aunque eso signifique quedar en minoría en la Cámara baja". "La crisis es muy amplia y extrapola las posibilidades de reacción del gobierno, ya que involucra a varias fuerzas políticas. Ahora la propuesta de un diálogo nacional es impracticable, ya que las posibilidades de diálogo con la oposición están totalmente obstruidas. Es una crisis complicada, que va a demandar muchas conversaciones, con el objetivo de asegurar la gobernabilidad, de impedir que se extrapole la crisis política y tengamos una crisis institucional.
Prudencia y diálogo
Paulo Baía, politólogo de la Universidad Federal de Río de Janeiro, opina que todos los sectores tienen que estar dispuestos a dialogar. "El discurso de Michel Temer de hace un par de días, pidiendo unidad, fue muy prudente. La prudencia es fundamental, porque lo que menos se quiere es que la crisis política se convierta en crisis institucional. El Poder Legislativo ha tenido un activismo belicoso en su relación con los otros poderes. Pero el Senado ha tenido un papel moderador: recibe las polémicas de la Cámara, las guarda y las enfría. Tiene que haber disposición para el diálogo."
Asumir responsabilidades
Ricardo Ismael, politólogo de la PUC-Río, estima que el problema no es una persona dentro de la articulación política, "sino el modo en que funciona el modelo". "La toma de decisiones del gobierno de Dilma se limita a un grupo cerrado, formado por el ministro Aloizio Mercadante, el ministro Miguel Rossetto. Es necesario convocar también a las bases a la hora de decidir. Los diputados sienten que los necesitan, pero que los dejan fuera de la toma de decisiones. El PT tiene aliados, pero no quiere mezclarse con ellos. Ahora bien, para salir de la crisis, el gobierno también necesita buscar apoyo en la sociedad y para eso tiene que asumir sus responsabilidades."
Conciliación
Para Fábio Wanderley Reis, politólogo y profesor emérito de la Universidad Federal de Minas Gerais, lo positivo y efectivo hoy es una "manifestación más conciliadora, aunque con reservas, por parte del ex presidente Fernando Henrique Cardoso". "Lula envió señales de diálogo que, bien o mal, Cardoso pareció recibir positivamente. Es fundamental dialogar con él para descapitalizar la crisis. La materialización del odio que resultó de las últimas elecciones es muy negativa para el país. Hoy por hoy, no hay base jurídica para un proceso de juicio político contra la presidenta de la República. Pero sabemos que el Congreso actualmente analiza un pedido de la oposición, que cuenta con el apoyo de la base aliada del gobierno, que es una falsa base. Las consecuencias serían catastróficas."
Cambios y reformas
Emil Sobottka, profesor de Ciencias Políticas de la PUC-RS, cree que "para el gobierno, lo más viable a estas alturas es combinar dos elementos: el primero, es que se impone un recambio de gabinete". "El otro elemento es negociar reformas legislativas con los aliados. Lo ideal sería reformar lo que está conectado con la corrupción, como el financiamiento de los partidos, o la profesionalización de la administración del Estado. Pero en este momento, eso es inviable. Si el gobierno logra negociar ministerios y reformas, es posible una salida. Las amenazas de juicio político deben aplacarse. En cuanto a las cuentas públicas de 2014, la tradición indica que el TCU tiende a aprobar y a no rechazar las cifras. En cuanto a las cuentas de campaña de Dilma, cuestionar esas cifras constituye un riesgo altísimo para el resto de los partidos. Y los problemas que aquejan a Cunha también tenderían a amainar. Con las denuncias en su contra, los que estaban a su lado para atacar al gobierno se alejarán."
Fuente: La Nación de Argentina / GDA