Los manifestantes opositores de Venezuela se mantienen en la calle y, con el paso de los días, han perfeccionado sus estrategias para defenderse de la represión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
Los ciudadanos se han organizado y repartido funciones para mantenerse en resistencia: algunos fungen como escuderos y procuran reducir las zonas de alcance de las bombas lacrimógenas y perdigones, que son disparadas a quemarropa.
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Otros ciudadanos se valen de guantes de jardinería para agarrar las bombas lacrimógenas y devólverselas a los funcionarios. Algunos también las neutralizan arrojándolas al río Guaire, en caso de que se encuentren en la autopista Francisco Fajardo, que este lunes 8 de mayo volvió a ser escenario de represión a la altura de Bello Monte, cerca de Ciudad Banesco y del centro comercial El Recreo.
En las zonas residenciales, como El Paraíso, vecinos bajan baldes llenos de agua a la calle para sumergir las bombas y eliminar el efecto de los gases.
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Además, los manifestantes utilizan pintura para impedir la visión de los militares que conducen las tanquetas.
Pero no todas las personas se ubican al frente de la movilización. Los que están más atrás también colaboran para resistir la arremetida de los cuerpos de seguridad del Estado. No solo gritan consignas o sostienen pancartas. Grupos de mujeres (algunas de la tercera edad), aguardan con antiácidos y bicarbonato para auxiliar a los asfixiados, mientras que los paramédicos curan heridas.
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La utilización de cascos, principalmente por parte de los manifestantes que se encuentran en primera fila, es otra de las medidas novedosas para salvaguardar su integridad. La mayoría de los muertos y heridos por las protestas han sido impactados en la cabeza por bombas lacrimógenas o balas.
Fuente: "El Nacional" / GDA