El cierre de fronteras por el COVID-19 en los países andinos no impide que miles de venezolanos sigan cruzando por trochas de un país en otro movidos por el “virus del hambre”, todo un desafío para los Gobiernos que tratan de impedir la propagación del coronavirus.
Se cuentan por miles los migrantes venezolanos que cada mes siguen cruzando de Colombia a Ecuador, y de Ecuador a Perú, en busca de un futuro por decenas de pasos ilegales que las autoridades no alcanzan a controlar: cuando destruyen uno, se abre otro.
- “Goticas milagrosas”: Nicolás Maduro anunció que tiene la cura para el coronavirus
- Muere un tercer bebé por coronavirus en Venezuela en menos de una semana
- Maduro denuncia “ataque terrorista” en gasoducto en el este de Venezuela
Para cruzar cada frontera desde su lejana Venezuela, los migrantes pagan el equivalente de entre 5 y 10 dólares, una suma nada despreciable para quien no tiene nada.
Para las autoridades, el paso de estos migrantes se ha convertido en una amenaza sanitaria, dado que no hay control sobre posibles contagiados y el virus se desplaza con ellos a lo largo de su recorrido.
Pero frente al coronavirus, para el migrante venezolano pesa más el hambre, la falta de trabajo, la escasez de servicios médicos y la persecución política.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Maduro se declara dispuesto a “nuevo camino” en relaciones con Estados Unidos
- El trueque del siglo XXI: el regreso a la economía de la época colonial en Venezuela para enfrentar la crisis
- Una nueva estrella: Nicolás Maduro pide al Parlamento chavista modificar la bandera de Venezuela
- Maduro dice que donó a Brasil 14.000 bombonas individuales de oxígeno
- Venezuela espera que Biden tenga un “atisbo de decencia”, dice vicepresidenta