El irrumpió hace un año en América Latina, pero los países ricos siguen "subestimándolo peligrosamente", advirtió la experta brasileña Adriana Melo, que descubrió la relación entre el virus y la microcefalia en recién nacidos de madres infectadas.

"El zika es una enfermedad un poco relegada en Brasil y a nivel mundial. Hay que recordar que hoy sabemos que hay otras vías de transmisión", como la vía sexual, aparte de la del mosquito Aedes aegypti, subrayó la especialista en una entrevista con la AFP al margen de una reunión internacional de investigadores en Rio de Janeiro.

"Es una enfermedad que no despierta demasiado interés en los países ricos, que la subestiman peligrosamente, porque piensan que no llegará allí. Pero yo tengo mucho miedo de ese virus", afirma.

Se trata de una enfermedad "que vino para quedarse", insiste.

Melo lamenta que haya "pocos estudios clínicos sobre el zika respecto a los estudios de laboratorio" y recuerda que aparte de la microcefalia en recién nacidos, el zika puede estar relacionado con la enfermedad de Guillain-Barré, una afección neurológica grave y potencialmente mortal.

Brasil es hasta ahora el país más afectado por la epidemia de zika, con casi 1,5 millones de personas contaminadas, 2.079 bebés nacidos con microcefalia y otros 3.077 bajo estudio.

Hasta el momento, no existe ningún tratamiento ni vacuna para combatir el virus, inicialmente transmitido por el Aedes aegypti, vector igualmente del dengue, del chicunguña y probablemente de la fiebre Mayaro, "ya presente en la Amazonia", señala.

El zika también golpeó a Colombia y Venezuela y, con menor virulencia, a México y Argentina, en tanto que Estados Unidos señaló en julio casos de transmisión local en el estado de Florida.

CONDICIONES IDEALES EN BRASIL
Adriana Melo recomienda "aprovechar el momento de calma, después del brote de 2015, para desarrollar las investigaciones sobre el virus".

"La actual reducción de casos no significa que el virus haya desaparecido. Sabemos muy poco aún" y en particular "ignoramos si puede reactivarse o mutar, como el virus del dengue, que cuenta actualmente con cuatro subtipos", indica.

En 2013-2014 se señalaron casos en Polinesia Francesa, pero por tratarse de un pequeño territorio, "no llamó la atención" a escala internacional, afirma Melo.

En Brasil, país que tiene el tamaño de un continente, "el virus encuentra condiciones ideales" de propagación, sobre todo en el paupérrimo noreste, con problemas de saneamiento básico y expuesto a una fuerte sequía.

"La población almacenaba agua" y el líquido estancado es un foco de mosquitos. "Pero no sabemos por qué hubo esa cantidad tremenda de casos en el noreste y pocos en Rio, donde sin embargo hay tantas favelas", con condiciones igualmente precarias de vida, señala la médica.

Melo notó en septiembre de 2015 en la ecografía de una de sus pacientes embarazadas la alteración del cerebelo del feto, en torno a la 20ª semana de gestación.

"Dos o tres semanas después, la cabeza del bebé no había crecido y empecé a ver calcificaciones. El mismo día se publicó la noticia del nacimiento de 60 bebés microcéfalos en Pernambuco (noreste). Llamé a mi paciente, que me dijo: 'Yo he tenido zika'", cuenta.

Melo contactó entonces a la Fundación Oswaldo Cruz, de Rio de Janeiro, para analizar los exámenes del líquido amniótico de su paciente.

"Extraje el líquido el 10 de noviembre y el 17 se anunció oficialmente la detección de zika en el líquido amniótico", narra Melo.

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