Cuatro policías mexicanos fueron detenidos por su posible relación con el feminicidio de una migrante salvadoreña bajo su custodia en plena vía pública de una famosa zona turística del país, informaron autoridades, en un caso que ha desatado indignación en ambos países.
Victoria Salazar, una salvadoreña de 36 años que vivía desde hace tres años en Tulum, en el suroriental estado Quintana Roo, fue sometida el sábado por policías municipales. Según videos de medios locales, una uniformada la redujo colocándole una rodilla sobre el cuello mientras otros tres veían la escena.
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Más tarde, de acuerdo con las imágenes difundidas que aparecen editadas, los policías cargan a la mujer, inconsciente y esposada, a la parte trasera de una camioneta y abandonan el lugar.
”La Fiscalía General del Estado Quintana Roo informa que ya son trasladados a los Centros de Retención correspondientes los cuatro policías municipales -una mujer y tres hombres- relacionados con el feminicidio de una víctima en Tulum”, escribió la entidad en su cuenta de Twitter.
Minutos antes, el fiscal estatal, Óscar Montes de Oca, informó en rueda de prensa que los uniformados fueron acusados por su probable participación en el delito de feminicidio y que, según los primeros peritajes, la víctima sufrió la ruptura de la primera y segunda vértebras, lo que le provocó la muerte.
”La técnica policial de control corporal aplicada y el nivel de fuerza utilizado, se realizó de manera desproporcionada, inmoderada y con un alto riesgo para la vida, ya que no fue acorde con la resistencia de la víctima”, aseveró Montes de Oca.
De acuerdo con la fiscalía, la detención de la mujer ocurrió luego de un altercado que sostuvo con los empleados de una tienda, quienes llamaron al número de emergencias de la policía.
Desde el domingo, cuando se conoció la noticia de la muerte de Salazar, quien tenía el estatus de refugiada, funcionarios mexicanos y salvadoreños mostraron su indignación con el hecho y la población en general pidió justicia en un país donde, cada día, 10 mujeres son asesinadas y la mitad de esos delitos queda impune.
”A duras penas sobrevivimos en este México feminicida”, se lamentó Lidia Florencio, cuya hija fue asesinada a mediados de 2017 en Estado de México, contiguo a la capital. La mujer participaba de una protesta contra la violencia de género frente al Palacio Nacional, la sede del Poder Ejecutivo.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, repudió el homicidio de la migrante salvadoreña, quien dejó dos hijas de 15 y 17 años.
”Fue brutalmente tratada y asesinada. Es un hecho que nos llena de pena, de dolor y de vergüenza”, dijo López Obrador en su conferencia de prensa diaria. “No habrá impunidad”, agregó.
En la víspera, su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, pidió justicia a las autoridades mexicanas. “Que a los que hicieron esto les caiga todo el peso de la ley”, escribió en su cuenta de Twitter.
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