Unas 130.000 personas huyeron del este de  desde que el gobierno sirio -apoyado por Rusia y milicias chiítas- lanzara una nueva ofensiva a mediados de noviembre.
 



Según los últimos reportes, el ejército leal al presidente de , Bashar al Asad está a punto de recuperar la ciudad.

Alepo estaba virtualmente dividida en dos desde hace cuatro años: el oeste controlado por el gobierno sirio, el este por los grupos rebeldes.

Además, fuerzas kurdas controlan dos áreas en el norte de la ciudad y Estado Islámico tiene presencia en las afueras rurales desde el este.

En las zonas que dominaban los insurgentes, miles de civiles han sufrido el acoso de los ataques aéreos y la escasez de alimentos y de servicios médicos.

Según la ONU, estas áreas, que incluyen la ciudad vieja, están prácticamente arrasadas.

Del otro lado, el fuego de los morteros rebeldes también ha causado víctimas y destrozos, pero en un grado mucho menor.


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