Camas que representan el número de rehenes israelíes retenidos por militantes palestinos desde el ataque del 7 de octubre se colocan afuera del edificio de la Municipalidad de Jerusalén en Jerusalén el 30 de octubre de 2023, en medio de las batallas en curso entre Israel y el grupo palestino Hamas. (Foto de AHMAD GHARABLI / AFP)
Camas que representan el número de rehenes israelíes retenidos por militantes palestinos desde el ataque del 7 de octubre se colocan afuera del edificio de la Municipalidad de Jerusalén en Jerusalén el 30 de octubre de 2023, en medio de las batallas en curso entre Israel y el grupo palestino Hamas. (Foto de AHMAD GHARABLI / AFP)
/ AHMAD GHARABLI
Agencia EFE

Más de 200 camas vacías para reivindicar la liberación de los 239 rehenes en manos del grupo islamista palestino en fueron instaladas este lunes ante el Ayuntamiento de por sus familiares, cada vez más preocupados por el estado de los cautivos.

Las camas, con colchones, sábanas y almohadas, preparadas como si alguien pudiera dormir en ellas, simbolizan el vacío que dejaron las personas cautivas en Gaza desde que Hamás las secuestró en su incursión terrestre a Israel, el pasado día 7, en la que también murieron más de 1.400 personas y más de 5.400 resultaron heridas.

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Colocadas en fila en el espacio abierto en medio del complejo del consistorio de la Ciudad Santa, entre las camas también hay cunas de bebés para denunciar que Hamás ha secuestrado incluso a niños y bebés.

A cambio de la liberación de los secuestrados, Hamás exige la puesta en libertad de todos los presos palestinos en cárceles israelíes, que se cifran en varios miles.

Desde hace más de tres semanas, “niños, bebés y ancianos han dormido en los túneles bajo Gaza, cautivos por Hamás”, denuncian parientes de los cautivos, también hay soldados y extranjeros entre ellos.

“Mi tía Adina fue llevada a Gaza con los otros secuestrados, hasta ahora no sabemos cómo están, si están vivos o muertos, si están en túneles o en casa de alguien; esperamos que estén bien”, dijo a EFE su sobrina, Maayan Moshe, con un cartel pidiendo la liberación de su tía, de 72 años, cuyo marido murió a manos de milicianos palestinos cuando irrumpieron en el kibutz Nir Or cercano a Gaza hace 24 días.

A su vez, como la mayoría de familias de rehenes, Maayan espera “que haya algún tipo de acuerdo para intercambiar” a los cautivos para presos palestinos en cárceles israelíes. Según agregó, se hizo ya en 2011 con el soldado Gilad Shalit, secuestrado en Gaza y quién finalmente fue intercambiado por 1.027 prisioneros palestinos.

“Ahora tenemos a 239 personas en Gaza, espero que alguien en el mundo nos ayude a liberarlos, remarcó.

Nadav, un ciudadano israelí que solo el pasado sábado se enteró de que su madre de 75 años permanece cautiva en Gaza, aseguró a EFE que no se fía del Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que actuó “tarde y muy tibiamente” y “no trató apropiadamente” a las familias.

Entre las camas que ilustran el vacío por la ausencia de los rehenes, Nadav destaca que ahora es momento de “hacer correr la voz” y ejercer mejor presión para conseguir su liberación.

Más allá del Gobierno, “hay otras partes implicadas que quizás puedan ayudar”, agrega con cierto tono de esperanza.

Las camas colocadas en Jerusalén fueron donadas por particulares, y se expondrán en la ciudad hasta el 2 de noviembre.

Mientras, sigue la guerra entre Israel y Hamás. El Ejército israelí sigue bombardeando y ampliando sus operaciones militares sobre Gaza y las milicias continúan lanzando cohetes a territorio israelí, que hoy hicieron sonar las alarmas también en Jerusalén y el centro del país

Desde el comienzo de la guerra, más de 8.300 personas han muerto y más de 21.000 han resultado heridas por los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza.

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