Qabús bin Said era el gobernante más antiguo en los países árabes.
El sultán de Omán falleció a los 79 años, luego de 50 años al frente del país de la península arábiga que informó de su muerte este viernes, sin detallar la causa del deceso.
Depuso a su padre en un golpe de Estado pacífico que tuvo el apoyo británico en 1970, año en el que Qabús inició una gran transformación para modernizar a Omán utilizando su riqueza petrolera.
Además de gozar de amplia popularidad durante su mandato, también fue considerado un monarca absoluto, el cual usó su poder para acallar a las voces disidentes.
Su primo Haitham bin Tariq al Said juró como su sucesor.
Un consejo familiar tuvo tres días para elegir un sucesor, ya que Qabús no tenía heredero ni sucesor designado públicamente. Un sobre sellado en el que el sultán había dejado en secreto su propia elección fue abierto tras su muerte.
El sultán es el principal responsable de la toma de decisiones en Omán. También ocupa los cargos de primer ministro, comandante supremo de las fuerzas armadas, ministro de defensa, ministro de finanzas y ministro de asuntos exteriores.
El mes pasado, Qabús pasó una semana en Bélgica para recibir tratamiento médico, y hubo informes de que padecía cáncer.
Imágenes de televisión desde Omán mostraban a una multitud de hombres reunidos afuera de la Gran Mezquita del Sultán Qabús en la capital, Muscat, donde el ataúd fue expuesto antes de ser enterrado en un cementerio familiar.
En un discurso televisado después de haber jurado, el sultán Haitham, que era ministro de cultura y patrimonio, se comprometió a continuar las políticas de relaciones amistosas de su predecesor.
Y es que esa política fue regla de oro para el sultán Qabús.
El desarrollador
Durante cinco décadas, Qabús dominó por completo la vida política de Omán, que tiene una población de unas 4,6 millones de personas, 43% de ellas expatriados.
A los 29 años derrocó a su padre, Said bin Taimur, un gobernante ultraconservador que prohibió una variedad de cosas, incluyendo escuchar la radio o usar gafas de sol, además el hombre que decidía quién podía casarse, educarse o abandonar el país.
Al tomar el gobierno, Qabús declaró de inmediato que tenía la intención de establecer un gobierno moderno.
Entonces optó por utilizar el dinero del petróleo para llevar el desarrollo a todo el país, el cual en ese momento solo contaba con 10 km de carreteras pavimentadas y tres escuelas.
En los primeros años de su gobierno, con la ayuda de las fuerzas británicas, reprimió una insurgencia en la provincia sureña de Dhofar de miembros de tribus respaldadas por la entonces República Democrática Popular Marxista de Yemen.
Política neutral, regla única
Descrito como carismático y visionario, Qabús siguió una política de neutralidad casi absoluta en los asuntos exteriores.
Por ello pudo facilitar conversaciones secretas entre Estados Unidos e Irán en 2013, las cuales condujeron a un histórico acuerdo nuclear dos años después el cual en la actualidad está casi roto.
En 2011 surgió un grado de descontento durante la llamada Primavera Árabe.
En Omán no hubo levantamientos, pero miles de personas salieron a las calles de todo el país para exigir mejores salarios, más empleos y el fin de la corrupción.
Las fuerzas de seguridad inicialmente toleraron las protestas, pero luego usaron gases lacrimógenos, balas de goma y munición letal para dispersarlas.
Dos personas murieron y decenas más resultaron heridas. Cientos fueron procesados bajo las leyes que penalizan "reuniones ilegales" e "insultos al sultán".
Las protestas no lograron producir un cambio importante.
Pero Qabús eliminó a varios viejos ministros que en el momento eran percibidos como corruptos, amplió los poderes del Consejo Consultivo y prometió crear más empleos en el sector público.
Desde entonces, las autoridades han seguido bloqueando periódicos y revistas locales independientes que critican al gobierno, confiscan libros y hostigan a activistas, según la organización Human Rights Watch.
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Una transición suave, por ahora. Análisis de Sebastian Usher, editor de asuntos árabes de la BBC
Este es un día que durante mucho tiempo había temido en Omán, donde la elegante, barbuda y blanca figura del sultán Qabús había encarnado durante cinco décadas la identidad de un país llevado al mundo moderno.
Existía la preocupación de que su muerte pudiera traer inestabilidad a Omán, que ha evitado en gran medida los disturbios en otras partes de la región. El proceso de encontrar un sucesor se ha movido rápida y suavemente, por ahora.
Haitham bin Tariq al Said, nacido en 1954, fue rápido a tranquilizar a su pueblo y al mundo en general con su declaración de que seguiría el mismo camino que su predecesor.
Ser el sucesor elegido de Qabús mejorará su legitimidad dentro de Omán, pero una tarea mucho más difícil será la de asumir el papel crucial que Omán ha desempeñado durante tanto tiempo: ser mediador independiente y confiable.
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El mes pasado, el sultán pasó una semana en Bélgica para recibir tratamiento médico. Diversos reportes indicaban que padecía cáncer, pero no hubo confirmación oficial.
Ante la noticia de su muerte, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohamed Javad Zarif, dijo que era una "pérdida para la región" y expresó la esperanza de que el nuevo liderazgo se "inspire en el pasado".
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, dijo que Qabús había dejado un "legado profundo, no solo en Omán sino en toda la región".
En tanto que el expresidente estadounidense George W. Bush dijo que el difunto líder había sido una fuerza estable en el Medio Oriente.