Un reportaje de la cadena siria Alikhbaria Syria TV mostró las fotografías de un niño enmascarado que sostiene un chuchillo en la mano, y que tiene a sus espaldas una bandera del Estado Islámico, y con la otra mano agarra una muñeca.
En la misma escena se observa a la muñeca en el piso con la cabeza arrancada.
De acuerdo con este medio, los niños que viven en los bastiones terroristas sirios están siendo entrenados para practicar decapitaciones.
De acuerdo con el portal independiente Syria Deeply, el protagonista de las fotos se llama Mohammad, un chico de 13 años que vive en Raqqa, ciudad siria conquistada por los yihadistas, y que fue obligado a asistir a un campo de entrenamiento terrorista para menores de edad.
Cuando su padre se opuso, los terroristas amenazaron con matarlo. Luego Mohammad se fue al campamento, donde, según su padre, "les lavan el cerebro a los niños".
Después de su regreso, su madre dijo que se sorprendió al encontrar en su bolsa una muñeca rubia de ojos azules, vestida con un uniforme color naranja (similar al que usan los presos de Guantánamo) junto con un cuchillo grande.
Cuando encaró a Mohammad, él le dijo que el director del campamento había distribuido muñecas entre los menores y les pidió que las decapitan. Es más, les aconsejó que se cubrieran el rostro al perpetrar la decapitación.
De acuerdo con Syria Deeply, los padres de los demás niños que asistieron al campamento corroboraron la historia que contó Mohammad.
Según los residentes de Raqqa, los yihadistas promulgaron en la ciudad leyes que prohíben los juegos infantiles tradicionales y promueven el reclutamiento de los niños.
Poco después del regreso de Mohammad del campamento del Estado Islámico, su padre decidió que la familia debía abandonar Raqqa. Reunieron las pertenencias que pudieron y huyeron a la ciudad turca de Urfa, convirtiéndose en refugiados.