Ecuador es uno de los principales destinos de llegada de los venezolanos que deciden salir de su país. (Foto: AFP)
Ecuador es uno de los principales destinos de llegada de los venezolanos que deciden salir de su país. (Foto: AFP)
Redacción EC

El cierre y la nueva ubicación a kilómetros de distancia de casi 300 centros electorales para dificultar el voto a más de 700.000 ciudadanos en zonas opositoras han provocado la reacción en las filas del antichavismo, justo el efecto contrario al buscado por la revolución. Incluso se están creando grupos en las redes sociales para organizar la logística del transporte. "Cambiaron mi centro de votación y lograron que se organice un mecanismo de traslado de votantes que, sin duda, permitirá mayor afluencia", afirmó la analista internacional Giovanna de Michele.

Cuando sólo falta un día para que se abran las urnas regionales, la lucha política comienza a hervir por fin en Venezuela tras un letargo de dos meses. Del desánimo se ha pasado a la indignación de última hora.

"La apuesta es que el pueblo no vote. Si había razones para votar, ahora hay más. Lo que queda en evidencia es que si tenemos el despliegue y la gente participa, Tibisay Lucena [presidenta del Consejo Nacional Electoral] no podrá quitarnos lo que es de nosotros", argumentó el viernes Henrique Capriles, gobernador de Miranda inhabilitado por el gobierno.

La última artimaña revolucionaria para mitigar la derrota que pronostican todas las encuestas es un movimiento sin precedente, realizado de forma exprés durante 48 horas, apoyándose en el oscurantismo informativo y con la excusa de que en esas zonas se produjeron hechos violentos durante los comicios para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

Los nuevos puntos para votar están alejados de los centros tradicionales, en zonas poco conocidas para esos votantes, incluyendo barrios chavistas. La estrategia electoral tiene un doble objetivo: dificultar el voto de los que ya están convencidos de hacerlo y desalentar aún más a los que han flirteado con la abstención desde el comienzo de la campaña.

"Estamos ante una nueva violación, que se suma al grueso expediente fraudulento de las rectoras" del CNE, reaccionó Gerardo Blyde, jefe de la campaña opositora. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha extremado su campaña de comunicación, movilizando a sus dirigentes para que pongan en marcha una red de transporte hasta los nuevos centros electorales.

Gobiernos del continente, desde Perú y Uruguay hasta Estados Unidos y Canadá, también advirtieron que estas trampas "favorecen al régimen e impiden elecciones libres y justas". Los alcaldes opositores en el exilio aprovecharon la instalación del Tribunal Supremo paralelo, bajo el paraguas de la OEA, para denunciar el "sinfín de irregularidades", empezando por la reubicación de electores, "un hecho sin precedente históricamente democrático", destacó Gustavo Marcano, primer edil de Lechería.

La revolución sacó a la palestra a sus personajes más poderosos para defenderse, centrando sus acusaciones de "injerencismo" contra el gobierno de Washington. Lucena llevó la voz cantante, respaldada por Delcy Rodríguez, presidenta de la ANC, y el general Vladimir Padrino López, el hombre fuerte de las fuerzas armadas.

Las triquiñuelas del oficialismo forman parte de todas las campañas electorales, pero en esta ocasión el poder revolucionario está extremando su ingenio para empujar a la abstención de quienes lo combaten. Pese a ello, los llamados se siguen sumando para animar el voto, aunque sea a regañadientes. Zugeimar Armas, madre de Neomar Lander, uno de los jóvenes muertos durante las protestas antigubernamentales de este año, cambió ayer de opinión, tras apoyar la abstención: "Veo estas elecciones como una batalla más para lograr la victoria". Neomar es uno de los principales símbolos de la rebelión popular que costó la vida de 125 personas durante cuatro meses de protestas.

"Si se queda en su casa, propicia el camino para el fraude", disparó por su parte el cardenal Jorge Urosa, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. Además de las trampas ya conocidas, ayer se recibieron las primeras denuncias de testigos de mesa de la oposición, a quienes les estaban impidiendo oficializar su presencia en los centros electorales.

"Nunca antes un resultado electoral tuvo una descripción matemática tan sencilla: de producirse una amplia abstención, los números del descontento pueden diluirse y dar cabida a la capacidad de movilización y aglutinamiento del gobierno", resumió el politólogo Piero Trepiccione.

El chavismo cuenta ahora con 20 de las 23 gobernaciones, pero los sondeos vaticinan que la MUD les puede arrebatar de 13 a 18 estados si se alcanza el 65% de voto nacional.

"Y si el voto es más masivo, el descontento se puede transversalizar y permear hasta las 23 gobernaciones", concluye el analista.

Fuente: La Nación, GDA
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