La Alianza del Pacífico es un tratado comercial que promueve el crecimiento económico, la integración, la cooperación regional, la libre movilidad de personas, el intercambio académico y estudiantil, la promoción cultural, la integración de los mercados de valores, la participación en ferias y exposiciones en un mismo espacio, las mejoras en la competitividad y la innovación de las micro, pequeñas y medianas empresas, así como la preservación y el respeto del medio ambiente entre sus países miembros; es decir, Chile, Colombia, México y el Perú.
Esta negociación confiere un papel relevante al sector privado con la creación del Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico (CEAP). Gracias a esta iniciativa, los empresarios dejaron de estar en segundo plano en las negociaciones y se convirtieron en actores fundamentales, aportando recomendaciones y sugerencias para lograr la integración real en este bloque económico y comercial. Este enfoque de negociación público-privada ha captado la atención de 61 países en los cinco continentes que se han convertido en observadores del proceso.
La Alianza del Pacífico se ha posicionado como la octava potencia económica y exportadora del mundo, y ha tenido un impacto positivo no solo en la economía, sino también el desarrollo de sus ciudadanos. Por ejemplo, ha impulsado la educación a través de las becas de la Alianza del Pacífico y facilita la libre circulación de personas al eliminar los requisitos de visas de turismo y negocios. Además, se creó el Grupo Técnico de Desarrollo e Inclusión Social de la Alianza del Pacífico (GTDIS) y la Comunidad de Mujeres Empresarias de la AP, con el objetivo de promover el bienestar, el desarrollo sostenible, la igualdad económica y el empoderamiento de las mujeres.
Por ello, es lamentable que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se niegue reiteradamente a transferir la presidencia de la Alianza del Pacífico a la presidenta Dina Boluarte, como está estipulado en el acuerdo. Recientemente, López Obrador ha declarado una pausa en las relaciones económicas y comerciales entre el Perú y México, interfiriendo en la libre iniciativa privada, lo que atenta contra del espíritu mismo de la Alianza del Pacífico. Esta declaración ha generado el rechazo por parte del Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico-Capítulo Perú (CEAP-Perú).
Revisando el intercambio comercial entre México y el Perú vemos que este no ha dejado de crecer. En la actualidad alcanza los US$2.852 millones. Estas cifras reflejan las exportaciones de 817 empresas peruanas, de las que más del 40% son micro, pequeñas y medianas empresas. Por otro lado, las empresas mexicanas han invertido más de US$17.000 millones en el Perú. Lo que ha generado la creación de miles de empleos y ha contribuido al bienestar de ambos países.
El CEAP seguirá impulsando firmemente esta plataforma de integración y armonización, lo que incluye el fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre sus miembros, como México y el Perú. Para ello, ha establecido una agenda de trabajo desafiante para el año 2023 enfocada en promover la integración económica y comercial, la innovación y la inversión en la región. Priorizando acciones a favor de las pymes, que representan más del 98% del tejido empresarial en los países de la Alianza del Pacífico. Estas acciones incluyen la digitalización, la innovación, la sostenibilidad y la inclusión financiera. Asimismo, un trabajo de empoderamiento empresarial femenino y la inserción de los jóvenes en el mercado laboral mediante la formación dual. Nuestro compromiso es con el crecimiento y el desarrollo de nuestros ciudadanos.
La Alianza del Pacífico es una plataforma estratégica porque se orienta hacia la modernidad, el pragmatismo, y porque busca armonizar la política de sus miembros para afrontar los retos del entorno económico internacional. El objetivo de integración y armonización debe continuar. Los resultados así lo exigen. No permitamos que notas desafinadas afecten la armonía lograda entre el vals, la cumbia, la cueca y las rancheras.