“Boluarte debe darse cuenta de que ser presidenta no es solo ponerse la banda”.
La presidenta Dina Boluarte debe abordar tres temas fundamentales en su mensaje a la Nación.
Primero, la reactivación económica. Si bien nuestro país está en una suerte de piloto automático desde hace varios años, la pandemia del COVID-19 significó un duro golpe a nuestra economía y un retroceso en la lucha contra la pobreza.
El gobierno de Dina Boluarte, en los más de seis meses que lleva en el poder, ha hecho poco para darle un impulso a la economía, ha adoptado la estrategia de entrega de bonos y programas que aún no muestran ningún resultado y que no son suficientes para reactivar nuestra economía. Debemos tener claro como país que la única forma de combatir la pobreza y generar desarrollo es fomentando la inversión privada.
Para esto es necesario abordar una reforma laboral y una agresiva reforma tributaria con incentivos que fomente la creación de empleo formal. El Gobierno debe ser más eficiente y austero en el gasto público, emprendiendo una política de reducción burocrática y simplificación normativa que son caldo de cultivo para la ineficiencia y la corrupción. Estas son reformas que podemos discutir en el Congreso, pero que deben venir de un profundo trabajo técnico del Ejecutivo.
No hacer nada sustancial para reactivar la economía, manteniendo el ritmo de crecimiento que tenemos ahora, significa condenar a millones de peruanos a la pobreza.
Como segundo tema, se debe abordar la reforma política. Para nadie es un secreto que estamos pasando por una crisis institucional muy fuerte. Es necesario hacer cambios difíciles, reales y seguramente poco populares para fortalecer el rol de la ciudadanía y garantizar la supervivencia de nuestra democracia. Debemos darles a los ciudadanos más herramientas para evaluar el trabajo de sus autoridades y fortalecer el sistema de pesos y contrapesos. Desde Avanza País tenemos el compromiso de seguir impulsando una reforma política real que tenga siempre como idea base que el político está al servicio del ciudadano y no el ciudadano al servicio del político.
Por último, Dina Boluarte debe anunciar que, frente al fracaso del proceso de regionalización, su gobierno va a tomar la batuta y asumir la responsabilidad de liderar un plan comprehensivo para atender situaciones de suma urgencia como el brote del dengue o el tan anunciado fenómeno de El Niño que se aproxima a finales de este año.
Dina Boluarte debe darse cuenta de que el hecho de ser presidenta del Perú no es solo ponerse la banda y vivir en Palacio de Gobierno, sino que tiene que asumir la responsabilidad que viene con su cargo. El Perú necesita un gobierno que esté dispuesto a plantear las medidas necesarias para reactivar la economía, comprarse el pleito de empezar a resolver la crisis política y tomar acción frente a situaciones como el fenómeno de El Niño. En el contexto que vivimos no podemos permitirnos un gobierno que tenga el único objetivo de sobrevivir.
“Lo que le corresponde anunciar en su mensaje a la Nación es su renuncia”.
Este 28 de julio vamos a cumplir poco más de 200 años de vida republicana y seguimos siendo una población que demanda justicia y soberanía. Tendremos hoy un mensaje presidencial que estará marcado por hechos sin precedentes en la historia reciente del país: la muerte de 69 peruanos y alrededor de dos mil heridos en las protestas contra el Gobierno. Varios fallecimientos habrían sido responsabilidad de las fuerzas estatales. Junto con ello, hemos visto rápidamente aplastadas distintas libertades y derechos constitucionales, como la libertad de tránsito y expresión, así como el derecho a manifestarnos pacíficamente, sin amedrentamientos y con garantías mínimas. Por lo que la frase “esta democracia ya no es democracia” encierra lo que actualmente para muchas mujeres consideramos que es el mayor riesgo.
Por supuesto, de tal resquebrajamiento y precarización de la democracia no escapa el Congreso, que mayoritariamente ha blindado a los ministros de este régimen, al tiempo que ha desechado cualquier investigación seria sobre las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas. Por si fuera poco, el Parlamento ha contribuido notoriamente al deterioro y desmantelamiento de instituciones autónomas en su afán de tener mayor control político, instalando una especie de autoritarismo parlamentario sin ninguna objeción por parte del Ejecutivo.
En un contexto de esta naturaleza, espero poco o nada del mensaje a la nación de Dina Boluarte, que afronta denuncias y tiene responsabilidad en las graves violaciones de derechos humanos, que sin talante democrático ni empatía ha elegido el ‘terruqueo’ contra los peruanos, principalmente del sur, como forma de eludir toda responsabilidad y sin propósito de enmienda con relación a la restricción de libertades y derechos por la imposición de una especie de régimen autoritario. En circunstancias tan graves, la lectura de cifras y el anuncio de proyectos de gestión e inversión pierden mayor sentido porque el corazón mismo de la democracia –la ciudadanía y sus derechos– ha sido y es atropellada y, con ello, se está desmoronando su razón de ser.
A ello se suma que, en hechos concretos, el gobierno de Boluarte ha demostrado que también es incapaz en la gestión. Los ejemplos son el manejo apreciado en sectores importantes como Salud o Desarrollo Agrario y Riego. Por un lado, una pésima atención frente al dengue acompañada de una casi nula prevención en las inundaciones que azotaron el norte del país; por el otro, el abandono del agro en el sur frente a una irremediable escasez hídrica que ya golpea. Esto, sin mencionar las demandas ciudadanas que claman justicia, pues es imposible no recordarle al Gobierno su responsabilidad y el daño que sus acciones les hacen a la democracia y al Estado mismo.
Con cifras de aprobación paupérrimas que apenas llegan al 10% en el caso de la presidenta y del 6% en el caso del Legislativo, y que demuestran una nula legitimidad, lo que le corresponde anunciar a Boluarte en el mensaje a la nación es su renuncia al cargo, de modo que facilite la convocatoria a nuevas elecciones generales y respete los derechos fundamentales de una población que mayoritariamente le pide que se vaya y no la reconoce como presidenta. Ya no queremos que pronuncie mensajes a la nación como los que nos ha tenido acostumbrados, caracterizados por vilipendiar a los que exigen derechos y criminalizar a quienes reclaman democracia y justicia.