Ica está prácticamente secuestrada

Eduardo Ojeda

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La situación de Cusco y el turismo

Jhon González

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“Estamos viviendo una etapa de incertidumbre que viene minando la moral de la población”.

La región de se ha convertido en el paso obligatorio para todo el sur del país. No existe una vía alterna para llegar a Lima o viceversa. Hoy, prácticamente, estamos secuestrados. La situación es muy grave. Estamos frente a un desabastecimiento inminente de varios de los productos de primera necesidad. En nuestro caso, las pérdidas son de alrededor de US$20 millones diarios. Hay que tomar en cuenta, además, que en el sector agrario el impacto sobre la cosecha de uva de mesa es muy fuerte y afecta directamente al trabajador porque está dejando de percibir su salario.

El ha sufrido el peor impacto en la región. Las reservas están canceladas en un 95% y las pérdidas en este sector ascienden a los S/8 millones diarios. Esta situación es idéntica en el sur del país.

El índice inflacionario en nuestra región alcanzó en el 2022 el 10,4 % anual, el más alto en todo el país. Los factores determinantes que explican esta cifra son los paros ocurridos a finales del año pasado y, como sostienen los economistas, la inflación es el castigo para los más pobres.

Las pymes y mypes, que constituyen el sector mayoritario de los empresarios en el que se genera una gran cantidad de mano de obra, vienen sufriendo una crisis, sobre todo en el sector comercio y servicios. Al encontrarse bloqueado el circuito económico, los empresarios empiezan a tener problemas en la cadena de pagos, el desabastecimiento de alimentos de primera necesidad empieza a proliferar en los mercados y los productos que logran llegar tienen sobrecostos que al final los asume el consumidor.

En Ica la cadena logística prácticamente ha colapsado. A esto hay que sumar la situación de los taxistas, mototaxistas y otros que generan su propio trabajo y que perciben día a día un ingreso siempre y cuando salgan a las calles a laborar. En la actualidad, se ha disminuido sustancialmente la presencia de estos servicios porque no hay demanda.

Otro sector que está pasando desapercibido es el informal, y este es el que está sufriendo directamente las consecuencias del de carreteras. En conclusión, estamos viviendo una etapa de incertidumbre que viene minando la moral de la población.

Lo más dramático es que no encontramos ni en las protestas ni en la clase política a los líderes que puedan encontrar una solución a este problema político.

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