Otra vez el anticonceptivo oral de emergencia

Susana Chávez

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‘Déjà vu’ sobre la “píldora del día siguiente”

Luis Solari de la Fuente

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“El tema de fondo no son los anticonceptivos, sino el destino ineludible de las mujeres, que es la maternidad”.

Otra vez está en debate la de emergencia (AOE), pero ahora será de manera definitiva. En breve, el Tribunal Constitucional () determinará si este insumo seguirá siendo parte del kit de emergencia que se entrega en los servicios de salud del Ministerio de Salud (Minsa) a un promedio anual de 800 víctimas de violación sexual, a fin de evitar un embarazo no deseado.

Para los que se oponen tan tajantemente a la , estas no existen, como tampoco aquellas que no hacen de su vida sexual un acto reproductivo, y esta es la gran diferencia entre los que defendemos los derechos sexuales y reproductivos de las personas de aquellos que consideran que el único fin de una relación sexual es el embarazo, aun cuando esto no lo apliquen para ellos mismos.

Por lo tanto, el debate de la AOE ya no está basado en la ciencia, ni mucho menos en los derechos constitucionales, sino en la agenda moral que asume que todas las relaciones sexuales, incluyendo las forzadas, tienen que estar abiertas a la reproducción. Para los que insisten en que la AOE es abortiva poco importa que, a finales de los 80, la OMS señaló que hay un tiempo entre la relación sexual, la fecundación y la anidación, y que para que se produzca la fecundación se necesita al menos tres días. En estos días, la AOE actúa evitando que el óvulo madure y dificultando el tránsito de los espermatozoides. Fue allí cuando se habló de “un posible tercer efecto” que impediría la anidación y que dejaba un pendiente para estudiar. A los opositores nunca les interesó el condicional, menos aún los estudios que después de algunos años se realizaron al respecto.

Tampoco les ha servido el sentido común. Si la AOE tuviese el tercer efecto, sería infalible y no un método que solo ofrece un 80% de efectividad, pero al que se valora especialmente por ser la única alternativa anticonceptiva poscoital.

Lejos de reconocer las evidencias que el Minsa, el Colegio Médico del Perú y la Sociedad Peruana de Obstetricia y Ginecología han alcanzado a los magistrados, ahora exigen más pruebas y en el mundo del absurdo podríamos seguir discutiendo; total, ellos tienen mucho tiempo para esperar, pero las que no lo tienen son las mujeres que fueron violadas o que no usaron bien un anticonceptivo y no pueden acceder a un insumo que puede evitar un embarazo no deseado.

De hecho, esta discusión no es difícil, pero sí es agotadora porque el tema de fondo no son los anticonceptivos, sino el destino ineludible de las mujeres, que es la maternidad. Sin embargo, como esta no se le puede imponer a ninguna mujer educada y con un mínimo de recursos, se le impone a las pobres, excluidas y vulnerables, acrecentando sus miedos y prejuicios, y negándoles arbitrariamente un insumo que se puede encontrar en la farmacia a S/20, y que en el sistema público no pasaría de algunos centavos. Queda en manos del TC salir de esta controversia y lograr que, al menos en esto, seamos menos desiguales.