"Hoy cualquier reforma parcial carece de efecto porque se diluye en la ineficiencia del sistema".(Ilustración: Víctor Aguilar)
"Hoy cualquier reforma parcial carece de efecto porque se diluye en la ineficiencia del sistema".(Ilustración: Víctor Aguilar)
Janice Seinfeld

Solo definiendo qué sistema de salud queremos tener como país podremos plantear una reforma integral con objetivos claros y compartidos que permita establecer una estrategia de implementación gradual. ¿Es la cobertura universal el objetivo del sector? ¿Queremos avanzar hacia un sistema que brinde servicios de salud de calidad con protección financiera a todos los peruanos? Porque pasan los años y los cambios estructurales se siguen postergando. ¿Es que acaso creemos que el sistema de salud actual no necesita una reforma y, entonces, no es necesario mayor financiamiento? ¿O es que pensamos que no es prioridad eliminar la desigualdad en los servicios de salud? Transparentemos la discusión.

Entre los expertos en salud existe consenso en que tenemos un sistema fragmentado (múltiples subsistemas) y segmentado (dime quién eres y te diré qué sistema te corresponde). El gasto público per cápita en salud representa el 3,3% del PBI, cuando el promedio en la región está cercano al 8% y el compromiso firmado en el Acuerdo Nacional es del 6%. Una de cada cinco personas no está cubierta por ninguno de los sistemas públicos vigentes y tampoco puede costearse un seguro privado. El Plan Esencial de Aseguramiento en Salud (PEAS) solo existe en el papel, porque en la práctica no se cumple: el gasto actual per cápita en el sector público es de S/85 por asegurado, cuando el costo real debería ser de S/532. La calidad de los servicios es muy baja en promedio y con muchísima varianza de una región a otra del país. Del total de hospitales públicos, 40% tiene una antigüedad de entre 26 y 50 años y carece de un adecuado mantenimiento o reposición, con una necesidad de inversión al 2021 de S/24.000 millones. Existe un subsidio escondido desde el sistema público a Essalud de S/847 millones, según estimaciones del Banco Mundial al 2016. En suma, es un aparato ineficiente e inequitativo.

Cómo reformar el sector salud es un tema que abordamos en la Comisión de Protección Social. Creada en enero último por encargo del Ministerio de Economía y Finanzas, brindamos recomendaciones con miras a mejorar la cobertura y la calidad de los servicios de salud, pensiones y protección frente al desempleo.

Planteamos una reforma estructural del financiamiento del sistema que permita alcanzar una protección social en salud eficiente, equitativa y de cobertura universal (definida desde una perspectiva de derechos y dentro de un marco de sostenibilidad fiscal). Para ello, entre otras sugerencias, recomendamos la creación de un fondo único financiado vía impuestos y encargado de gestionar el aseguramiento en salud de toda la población. La literatura internacional y la experiencia comparada sugieren que las ganancias en eficiencia y calidad de integrar el sistema de manera transversal son amplias.

Quienes han criticado la propuesta arguyen que es muy costosa, aunque no precisan hacia dónde debemos ir. Pero los economistas sabemos bien que para evaluar una propuesta tenemos que compararla con la alternativa. Si la alternativa es el statu quo, ¿cuáles son los costos de no reformar el sistema? Uno en el que más del 30% de su presupuesto se va en costos administrativos (más del doble de lo observado en países que ya hicieron una reforma); un sistema que no prioriza la prevención; un sistema con mucha corrupción; un sistema que no brinda salud.

Se ha criticado la propuesta por la falta de recursos para implementarla de inmediato. Sin embargo, en ningún momento la comisión ha propuesto una implementación rápida, sino más bien una gradual y sujeta a que los recursos existan. La gradualidad en su implementación será clave, no solo por la disponibilidad en el financiamiento, sino por temas técnicos como la necesidad de mejorar significativamente la oferta. Para ello, lo primero será trabajar en lograr una buena institucionalidad de fondo y la delimitación de funciones.

Pero, más importante, ¿acaso tener una presión tributaria baja actualmente es excusa para no tener una estrategia para resolver nuestros problemas? Claramente no. Debemos definir qué modelo queremos tener para ir construyéndolo y preparar al Estado para responder ante él. Hoy cualquier reforma parcial carece de efecto porque se diluye en la ineficiencia del sistema. Seguimos perdiendo tiempo y recursos en acciones desarticuladas. Necesitamos políticas de Estado. Y para eso trabajamos en la comisión. Los invito a leer la propuesta en www.proteccionsocial.com.pe. Discutámosla, dialoguemos y avancemos.