La Ley Nº 24899, promulgada por el Congreso de la República el 19 de octubre de 1988, establece cada 21 de julio como Día del Humanista Peruano. Se eligió esta fecha, justo siete días antes de la celebración de la independencia nacional, conmemorando el nacimiento, en Piura, de Luis Antonio Eguiguren Escudero (1887-1967), quien cultivó las humanidades con la convicción de promover así el mejoramiento de su patria, el Perú. Se dedicó con ahínco, desde muy joven, a investigar la historia de su alma mater: la Universidad de San Marcos de Lima. Por iniciativa del Fondo Editorial UNMSM las compendiosas obras de Eguiguren están ahora disponibles, digitalizadas en Internet. La mayor parte de estas obras fueron preparadas celebrando el cuarto centenario de la universidad, el 12 de mayo de 1951. Entre 1912 y 1967, año de su fallecimiento, Eguiguren realizó numerosas publicaciones sobre la emancipación del Perú. Lo hizo contando solo con su propio peculio. Su empeño fue mostrar, documentalmente, cómo los peruanos concibieron y se comprometieron a lograr su independencia. Su formación humanística condujo a Eguiguren a reconocer el derecho natural a la libertad de todos los peruanos que debe ser defendido por el Estado a través de leyes justas. La formación en humanidades también lo llevó a comprender que la política es el arte de gobernar bien a los pueblos y que es posible tomar acciones para acercarse a conseguir el bien común, el bien humano (anthropinon agathon) que Aristóteles esboza con maestría en su “Ética a Nicómaco” y su “Política”. Las humanidades impulsaron a Luis Antonio Eguiguren a ser un demócrata y republicano. La proclama del partido político Social Demócrata, que fundó el 5 de junio de 1933 era: “Solo el patriotismo salvará al Perú”. Partido que lo llevase a ganar las elecciones presidenciales de 1936.
El humanista reflexiona sobre la condición humana. Su actividad propicia hacernos más humanos. Porque, paradójicamente, cada persona puede volverse contra lo más íntimo de su propia condición, llegando a hacerse inhumana.
Las humanidades son orientadoras, esclarecedoras del sentido de la vida. Su cultivo permite aproximarse a esclarecer de dónde venimos, quiénes somos, adónde vamos. Así lo hace la historia, maestra de la vida, que invita a compenetrarse con quienes nos antecedieron. Ellos forjaron el presente que vivimos. De cómo usaron su libertad, resulta, en gran medida, la realidad en que nos desenvolvemos. La historia nos lleva a comprender cómo lo de hoy procede del ayer, para proyectarnos a un mañana más promisorio.
El aprecio hacia las humanidades, al que nos invita la el Día del Humanista Peruano es respaldado por el cultivo de la Filosofía –saber humanístico por eminencia– que se orienta a la búsqueda de la verdad. Marcha asociada a ella la Filología –aprecio por el “logos”, por la estructura y el dinamismo de la expresión– que conduce a la unidad por la comunicación y el diálogo.
La filocalia –el aprecio por la belleza– forma parte también de las humanidades. Su cultivo humaniza, lleva a orientarse por las sendas del bien, la verdad y la unidad, con agrado, amenamente. Por ello se encuentran, en distintas novelas de Dostoievski, un conjunto de enigmáticas aseveraciones sobre la belleza, enunciadas por personajes que son encarnación del ser humano bueno, sin doblez. Estas aseveraciones cabe condensarlas en la expresión: solo la belleza salvará al mundo.
Impulsar las humanidades ante los tremendos desafíos de la tecnología es empresa para nuestros días. Tal desafío, sin duda, está a flor de piel para los educadores que propician la formación en Filosofía, Historia, Lengua, Literatura, Artes Plásticas, Artes Escénicas, Música y disciplinas afines. En el Día del Humanista Peruano una cordial felicitación para todos ustedes, apreciados colegas, sabiendo que esta celebración no excluye a nadie, porque las humanidades impulsan a apreciar todo en la armonía del microcosmos que es la persona humana.
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