"¿Cómo puede ser eso, en una nación con una tasa de desempleo –7,9%– que permanece profundamente en territorio recesivo?".  REUTERS/Tom Brenner
"¿Cómo puede ser eso, en una nación con una tasa de desempleo –7,9%– que permanece profundamente en territorio recesivo?". REUTERS/Tom Brenner
/ TOM BRENNER
Steven Rattner

Según un promedio de encuestas recientes compiladas por Real Clear Politics, el 50,5% de los estadounidenses aprueba el manejo de la economía por parte de Trump.

¿Cómo puede ser eso, en una nación con una tasa de desempleo –7,9%– que permanece profundamente en territorio recesivo?

Por un lado, antes de que llegara la pandemia, Trump usó su flexible relación con la verdad para difundir la noción de que él era responsable de crear “la mejor economía de la historia del mundo”. La tasa de desempleo había caído a un mínimo de 51 años, la economía crecía de manera constante y la inflación seguía siendo moderada.

Por otro lado, la reciente agitación económica ha tenido efectos muy divergentes en diferentes grupos de estadounidenses. Muchos no han sufrido daños económicos o incluso han mejorado su bienestar.

Sin duda, los índices de aprobación de en economía han disminuido desde que comenzó la pandemia, aunque desde niveles elevados muy por encima de los que prevalecieron durante la mayor parte de su mandato.

Pero la realidad de la economía de Trump es muy diferente. Durante los primeros tres años de su presidencia, su economía no fue más que una continuación de la recuperación lograda por Obama. El crecimiento del empleo, por ejemplo, fue más rápido durante los últimos tres años de Obama que durante los primeros tres años de Trump.

La economía se expandió aproximadamente al mismo ritmo durante los dos períodos, y nunca se acercó al “4%, 5% o tal vez incluso 6%” prometido por Trump.

Luego vino el virus. Sin duda, el lento comienzo y la torpe gestión de Trump contribuyeron a que el desempleo se disparara al 14,7% y a una caída del PBI en el segundo trimestre de 9 %.

Durante meses, Trump ha afirmado que estamos en una recuperación en forma de V. Esa es solo otra mentira. Sí, la economía se está recuperando. Pero más como una marca de verificación al revés que una V. El mes pasado, solo se crearon 661.000 puestos de trabajo, lo que eleva el número total devuelto a 11,4 millones, poco más de la mitad de lo que se perdió.

Cuando los resultados del PBI del tercer cuarto de año se den a conocer, mostrarán el repunte que Trump ya ha comenzado a promover como un “récord”. Pero es probable que esa mejora sea solo alrededor de dos tercios del descenso.

En su retórica de campaña, es comprensible que Joe Biden haya estado persiguiendo con dureza el fracaso de Trump para manejar la crisis de la pandemia. Por su parte, el equipo del presidente ha indicado que pretende usar la economía como parte central de su argumento. Biden necesita contrarrestar esto.

Un indicador en tiempo real –nuevas reclamaciones por seguro de desempleo– ha tenido una tendencia lateral durante dos meses, casi cuadruplica los niveles prepandémicos.

La manufactura, una pieza central de las promesas de Trump, se encuentra en su participación más pequeña del PBI en 73 años.

Luego está la guerra comercial. A fines de diciembre, Bloomberg Economics estimó que la guerra comercial le costaría a la economía estadounidense alrededor de US$316 mil millones para fines del 2020. Mientras tanto, la reducción de impuestos de Trump no ha logrado generar los ingresos o el crecimiento prometidos.

Incluso las empresas de Wall Street han dejado en claro que la agenda de Biden produciría resultados superiores. Moody’s Analytics estimó recientemente que la economía se expandiría más rápido con Biden.

En ese escenario, dice Moody’s, una presidencia de Biden también significaría 7,4 millones más empleos creados que bajo Trump, quien terminaría su segundo mandato sin que el desempleo se recupere por completo.

Piense en eso: una importante firma independiente dice que Trump podría terminar su segundo mandato con Estados Unidos teniendo menos empleos de los que tenía cuando asumió el cargo.

–Glosado y editado–

© The New York Times

Contenido sugerido

Contenido GEC