(Foto:  Heiner Aparicio / GEC)
(Foto: Heiner Aparicio / GEC)
/ HEINER APARICIO
Carla Gamberini

Con las escuelas cerradas en los últimos 7 meses, los estudiantes han sufrido grandes pérdidas en los aprendizajes. La recuperación de la educación exige estrategias centradas en brindar acceso a educación de calidad a todos, con énfasis en los estudiantes más vulnerables que son los han que sido más perjudicados por la pandemia. El componente más importante para lograr educación de calidad es el docente. Es por ello que es fundamental que los docentes más fortalecidos sean quienes lideren las aulas.

Estudios alrededor del mundo han demostrado que lograr calidad educativa pasa por diversos factores como nutrición, currículo, infraestructura, etc. Y, todos reconocen que el factor más influyente es la efectividad de los docentes. De acuerdo a Grade, un docente efectivo en un año escolar puede contribuir a que sus estudiantes incrementen su comprensión de matemáticas y comunicación, y que regulen sus emociones para aprender mejor. Asimismo, en el largo plazo, un buen docente puede impactar el bienestar integral de sus estudiantes incrementando sus posibilidades de acceso a educación superior. Así, los estudiantes pueden ganar mejores salarios y vivir en mejores condiciones. Por tanto, la calidad docente impacta en el presente y futuro de los estudiantes.

Fullan y Hargreaves, expertos educativos de Canadá (considerado uno de los mejores sistemas educativos del mundo) caracterizan a un docente efectivo por contar con conocimientos y estrategias pedagógicas actualizadas; preocuparse porque cada uno de sus estudiantes aprenda; y monitorear su progreso con el fin de personalizar la enseñanza. Asimismo, este docente participa de espacios colaborativos con sus colegas; es innovador; y moviliza a padres de familia y autoridades en favor del bienestar de sus estudiantes.

El camino para lograr docentes efectivos en nuestras escuelas públicas pasa por revalorar y hacer más atractiva la profesión. La reforma de la carrera magisterial, implementada desde el 2008, se encuentra lentamente avanzando en este camino mediante la aplcación de programas de formación, evaluaciones, incrementos salariales e introducción de incentivos. Los resultados ya se han evidenciado en mediciones como la prueba PISA donde el Perú pasó de ser el penúltimo puesto en el 2015 al puesto 64/77 en el 2018, incrementando logros en lectura, matemática y ciencia.

Adicionalmente, los avances se ven reflejados en el esfuerzo de los docentes en esta pandemia, especialmente en las zonas más vulnerables. En el marco de he conocido historias impactantes de docentes de varias regiones. Por ejemplo, el profesor Manuel Yalli en Pomacancha, Junín, logró que sus estudiantes de 5to de primaria aprendieran a distancia gracias a una alianza que gestionó con el tambo (plataforma de servicio del Midis) para proveerles de Internet e impresiones. Además, convenció a los padres que priorizaran las clases sobre enviar a sus hijos a trabajar. De igual manera, la profesora Emilia Córdova en Cabo Pantoja, Ucayali, logró enseñar porque se compró un celular, Internet y laptop que pone a disposición de los estudiantes para que trabajen con el material de Aprendo en Casa, que además ella tiene que adaptar a su escuela multigrado.

Desde el Estado es fundamental promover políticas que fortalezcan a los docentes. La norma aprobada por el Congreso de reincorporación de 14.000 docentes interinos hace precisamente lo contrario. Si llega a implementarse, tal como ya lo han manifestado varios expertos educativos, la norma atentará contra la calidad educativa ganada en estos años; contra la motivación de los docentes de la carrera que actualmente se esfuerzan por innovar; y contra los estudiantes en el peor momento posible.

La pérdida de aprendizajes por el cierre de escuelas, advierte el Banco Mundial, podría llevarnos a que el 68% de estudiantes vea sus logros reducidos por debajo del promedio PISA y, de acuerdo a un estudio en Chile, la educación a distancia actual solo puede mitigar entre el 30% y 12% de esa pérdida. Es decir, la pandemia está golpeando a toda una generación de estudiantes que van a ver sus aprendizajes reducidos y, en consecuencia, su futuro laboral afectado. ¿Qué se puede hacer para mitigar esta crisis? Planear desde ya la reapertura segura de las escuelas contando con los mejores docentes y directivos que lideren la recuperación de los aprendizajes. Por lo mismo, es imperativo detener toda acción que atente contra ello.


*La autora es cofundadora de

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