En Alemania existe un organismo público denominado Agencia Federal para la Educación Cívica, que depende del Ministerio del Interior. Su misión es proveer formación ciudadana e información política. En esa línea, se busca reforzar en la población los valores democráticos, el conocimiento de las instituciones, el compromiso cívico y el desarrollo de un pensamiento crítico frente al flujo de información. Hay acciones dirigidas al público en general y otras adaptadas a escolares, jóvenes, periodistas, maestros, militares y otros. Así, se realizan seminarios, exposiciones, viajes formativos, competencias, repartición y puesta a disposición de material formativo e informativo. Se trabaja en cooperación con colegios, organismos públicos y ONG, entre otras entidades, además de utilizar profusamente las redes sociales y los medios de comunicación. Obviamente, se incide bastante en la lucha contra las ‘fake news’.
Este organismo fue creado en 1952, bajo el nombre de Agencia Federal de Servicios Nacionales, en un contexto de construcción y consolidación de la democracia en la República Federal de Alemania, pocos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial y de la caída del nazismo. Fue en 1963 que adoptó su denominación actual.
Un aspecto que también se desarrolla es el conocimiento de la historia, que va a la par con la lucha contra los extremismos. Es interesante también el esfuerzo destinado a los adolescentes desinteresados de la política a los que no es fácil llegar, lo que no quiere decir necesariamente que se busque que se conviertan en militantes de una u otra agrupación, pero sí que tengan la política en su radar en el marco de su formación ciudadana. Está claro que la indiferencia puede favorecer el crecimiento de propuestas autoritarias.
Es destacable también el empeño por adoptar formas accesibles y didácticas de comunicar, correspondientes al objetivo educativo.
Las oficinas de la entidad, repartidas entre Bonn, la antigua capital de la República Federal, y Berlín, comprenden departamentos especializados en los diferentes tipos de actividades.
Todo lo aquí señalado viene a cuento porque en el Perú varias voces vienen reclamando que se dé una educación cívica que comprenda la formación en valores democráticos y el conocimiento de nuestras instituciones. Desde algunos organismos privados hay esfuerzos en la materia, pero sería mucho mejor si el Estado se involucrara también mediante los programas escolares diseñados por el Ministerio de Educación. Entre otros beneficios, los debates que se dan entre el público, y en las redes en especial, serían mucho más ricos y, por lo tanto, formativos, especialmente si existiera un buen conocimiento de los organismos del Estado, por lo menos básico.
Si se quiere reforzar la democracia, hay que luchar en todos los frentes, incluyendo el educativo.