La vicepresidenta Dina Boluarte y la presidenta del Congreso María del Carmen Alva comparten su balance político del año. (Ilustración: Giovanni Tazza)
La vicepresidenta Dina Boluarte y la presidenta del Congreso María del Carmen Alva comparten su balance político del año. (Ilustración: Giovanni Tazza)
Dina Boluarte

El 2021 ha sido el año en que los pueblos han dejado de ser invisibles para construir su destino.

El presidente encabeza una gestión genuinamente comprometida con acabar la desigualdad y los privilegios en el Perú para alcanzar un futuro para todas y todos.

El año que termina fue marcado por el triunfo de un maestro rural y el primer gobierno de izquierda en el Perú que irrumpió, sumado al apoyo de las fuerzas democráticas, para representar a los más excluidos, especialmente los pueblos originarios.

Por ello, el sentido político del nuevo es profundamente democrático, pues su origen está en quienes históricamente no tuvieron espacio real en el poder.

En cinco meses de Gobierno, el presidente Castillo mostró su compromiso con una economía responsable, el respeto por la institucionalidad democrática y la consolidación de los derechos fundamentales de los peruanos, poniendo énfasis en los derechos sociales y la recuperación económica de los más afectados por la crisis.

La afirmación del derecho a la salud universal, impulsando la vacunación intensiva contra el COVID-19, tiene un gran contenido político. De haber sido uno de los países más golpeados por la pandemia, en número de vidas perdidas, ahora el Perú ostenta un alto ratio de vacunación superior al de varios países del primer mundo: el 76% de su población objetiva está inoculada con dos dosis.

La apuesta por la salud pública lo es también por la educación. En marzo del 2022 se retornará a clases presenciales y, para ello, 54.689 locales educativos cuentan con S/400 millones para acondicionarse, los materiales educativos están listos y 676 mil profesores ya están inmunizados.

Otras acciones importantes este año fueron las que se emprendieron para la masificación de gas, la renegociación de los contratos lesivos para el Estado, la segunda reforma agraria, así como el refuerzo del apoyo presupuestal a la agenda social y la inclusión.

Más de nueve millones de peruanos cobraron el bono Yanapay Perú, logrando, además, incluir financieramente a 2,2 millones de personas. Los programas sociales se ampliaron y, durante la pandemia, el apoyo alimentario escolar Qali Warma continuó. Este programa también entregó 21.392 toneladas de alimentos a 1′688.964 personas en condición de vulnerabilidad.

Pero este año, del bicentenario de la República, la democracia ha estado en constante riesgo. Los sectores que cuestionaron los resultados electorales impulsan ahora la vacancia presidencial y una narrativa que atribuye opacidad y actos irregulares, ante lo cual el deslinde del presidente ha sido claro y, a diferencia de otros gobernantes, la disposición para cualquier investigación ha sido manifiesta. La ciudadanía vigilante es nuestra aliada.

La inexperiencia en el Gobierno cobró muchos errores, pero la voluntad es férrea en reconstruir la patria.

El Ejecutivo impulsa el diálogo como mecanismo para la gobernabilidad, respetando el control y el balance de poderes. Conducir un país en el que todos los sectores avancen hacia el desarrollo y la modernidad, enfatizando en cerrar las brechas históricas, es un gran reto que solo conquistaremos de la mano con el pueblo.


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