Siempre escuché que de arte no se puede vivir en el Perú, pero yo nunca acepté esta frase. Por el contrario, creía que, si vivimos en un país tan rico y diverso, no debería resultarnos imposible vivir del arte. Así que, para mí, todo es posible si comenzamos a imaginarlo como realidad.
Soy apasionada del Perú y de su gente, con todo lo que somos y con lo que nos falta por conocer. He visto la falta de oportunidades, pero también el coraje con el que los peruanos luchan por alcanzar sus objetivos y que a mí también me motiva. Fue así que decidí iniciar un viaje de la mano del arte como una herramienta de transformación y, en ese camino, D1 se convirtió en un emprendimiento social que nació del ímpetu para transformar la realidad que conozco por aquella que imagino, apoyándome en el deseo de formar una comunidad para soñar con el Perú que queremos a través de las artes, la danza y el desarrollo humano.
Un país como el nuestro, lleno de tanto talento y creatividad, merece espacios desde los que se impulse el desarrollo. Y qué mejor espacio que el arte, que nos permite jugar, equivocarnos y descubrir lo que nos hace ser quiénes somos, y expresarlo sin temor.
Así forjamos nuestra metodología, empezando nuestro viaje con adolescentes. Según investigaciones científicas, en la adolescencia se forma el 5% del cerebro y se desarrollan capacidades de inhibición y juicio, lo que significa que existe una oportunidad de cambio en el comportamiento. Por ello, es vital intervenir en esta etapa para evitar que los jóvenes puedan involucrarse en situaciones de riesgo. Gracias a la neurociencia, hoy tenemos evidencia para decir que el enfoque socioemocional eleva los niveles de aprendizaje; algo también avalado por las pruebas PISA 2015.
Hoy venimos haciendo realidad esta promesa a través del programa RevelArte, cuya estrategia consiste en cambiar la noción de las clases de arte en los colegios. La mayoría de estas clases ha estado enfocada en enseñarnos a pintar o a preparar un show, pero aún nos cuesta reconocerlas como el núcleo de cambio que son para las escuelas.
RevelArte se centra en el desarrollo de habilidades socioemocionales, comenzando por la experiencia de los adolescentes; identificando las habilidades de cada uno y enseñándoles a reconocer y a comprender sus propias emociones, para aceptarse y aceptar a los demás. Así, vamos construyendo la realidad en la que creemos fervientemente, mediante una iniciativa en la que los jóvenes encuentran espacios de confianza, donde son libres y se descubren a través del arte. No estamos solos en esta aventura. Nos acompañan el Ministerio de Educación, a través de la Dirección Regional de Educación de Lima, y Alicorp, como soporte para llevar esta metodología a más de 4.000 jóvenes de 30 colegios en Lima metropolitana. Este piloto es tan solo el comienzo de un sueño que esperamos concretar: hacer que RevelArte forme parte de la Currícula Nacional de Educación.
Gracias al proceso de coenseñanza entre docentes y nuestros facilitadores de D1, logramos establecer un vínculo de confianza entre maestros y alumnos, que se hace visible en cada uno de los estudiantes. Si queremos valorarnos como sociedad, primero debemos hacer que nuestros adolescentes entiendan que son valiosos, que tienen la capacidad de lograr lo que sus sueños les digan y que, para ello, el respeto y la confianza juegan un factor fundamental.
A un año de celebrar el bicentenario, estoy convencida de que impulsando más espacios que promuevan este tipo de aprendizajes podremos construir un mejor país, pues el arte, la danza y nuestro compromiso tienen el poder de transformar al Perú.
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