La pandemia por COVID-19 es una crisis de salud y humanitaria de enormes proporciones, la mayor que ha enfrentado el mundo desde la creación de la ONU hace 75 años. Además, ha desencadenado una profunda crisis social y económica que afecta de manera desproporcionada a los más vulnerables, y cuyos efectos solo son comparables con la Gran Depresión del siglo pasado. Saldremos de esto, no tengo duda, pero lograrlo requerirá grandes esfuerzos para iniciar hoy mismo el proceso de recuperación. Es fundamental, además, reconocer este difícil contexto como oportunidad para construir un mundo mejor, más equitativo y sostenible. Un mundo mucho mejor preparado para hacer frente a pandemias y otros desastres, donde es más urgente aún lograr la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El camino de la recuperación será distinto en cada país, pero hay desafíos que todos compartimos. Pensando en ello, desde la ONU elaboramos propuestas para aportar al diálogo sobre políticas públicas en cada país. En su informe del 31 de marzo, el Secretario General presentó un plan para afrontar el impacto socioeconómico de la pandemia. Este marco multilateral de gran escala requerirá recursos equivalentes a más del 10% de PBI mundial y se enfocará en tres objetivos: salvar vidas mediante la respuesta en salud; proteger a las personas, sus medios de vida, y la economía; y reconstruir mejor, aplicando las lecciones aprendidas de la crisis. El 27 de abril último, este plan fue aterrizado en un marco para el apoyo socioeconómico urgente de la ONU a los países y sociedades, complementando los frentes de la salud y el humanitario.
En el Perú, todas las agencias, fondos y programas del Sistema de Naciones Unidas (SNU) ya vienen apoyando de manera decidida los esfuerzos del Gobierno para enfrentar la emergencia en diversos frentes. Por ejemplo, en la respuesta de salud, diversas agencias proveen asistencia técnica a los tomadores de decisiones de ese sector y de otros, y la OPS/OMS ha entregado 127 mil kits para las pruebas moleculares. Al mismo tiempo, a pedido del Gobierno se implementa una estrategia interagencial para apoyar a la población venezolana en situación vulnerable, mediante alimentos, albergues y transferencias de efectivo, habiendo reunido más de cuatro millones de dólares para este fin, en alianza con el sector privado y la comunidad internacional. Además, el SNU está activamente apoyando en temas de educación, género, pueblos originarios, producción, empleo, población penitenciaria, entre otros.
Como Equipo de País de la ONU ya estamos preparando el apoyo a la recuperación de corto y mediano plazo, alineados con los marcos establecidos por el Secretario General y con los objetivos del Gobierno. Bajo el liderazgo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD a nivel regional y local, se ha formado un grupo para evaluar necesidades y plantear lineamientos para la respuesta socioeconómica. En las próximas semanas y meses estaremos acompañando a las autoridades, empresas y sociedad civil para proponer medidas hacia una nueva y mejor normalidad. Considerando los desafíos que viene evidenciando la pandemia, aprovecharemos la oportunidad para destacar algunos temas clave que no pueden quedar afuera de la discusión en el Perú. Estos incluyen construir un sistema de protección social para todos e intensificar la lucha contra la pobreza, fortalecer los sistemas de salud y educación, apoyar los emprendimientos y la creación de empleo digno, integrar social y económicamente a migrantes y refugiados, y reducir la desigualdad, entre muchos otros.
Un mundo post Covid-19 requiere el esfuerzo de todas y todos. Desde Naciones Unidas reafirmamos nuestro compromiso con el Perú para seguir trabajando conjuntamente para que nadie se quede atrás.
El autor es coordinador residente de las Naciones Unidas en el Perú.
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