Joan Didion fue una escritora en sintonía única con el desorden y la fragmentación de nuestros tiempos, los cambios vertiginosos que superaron a Estados Unidos desde la década de 1960.
Resulta que Didion fue notablemente profética al escribir sobre la fractura de la verdad a medida que las personas filtraban cada vez más la realidad a través del prisma de sus propios prejuicios. En el 2003 escribió sobre cómo nuestro proceso político no solo rechaza el consenso, sino que también funciona al “convertir las iras, los temores y la energía de unos pocos” contra “el resto del país”.
Un tema frecuente tanto en su ficción como en su no ficción son las líneas argumentales que las personas construyen sobre sí mismas y los demás, las formas en que eligen conectar (o no conectar) los puntos de los eventos personales o políticos. De hecho, Didion encontró en sus propias experiencias y temores un espejo de lo que estaba sucediendo en EE.UU.
Lo que la autora llamaba “el peligro indescriptible de lo cotidiano” se volvió horriblemente personal en diciembre del 2003. El día de Navidad, su hija, Quintana Roo Dunne, fue diagnosticada con neumonía y al día siguiente desarrolló shock séptico; días después, su esposo de casi 40 años, John Gregory Dunne, se desplomó abruptamente durante la cena y más tarde fue declarado muerto de un ataque cardíaco masivo. Quintana moriría meses después a la edad de 39 años.
Didion narraría sus intentos de aceptar la pérdida de su esposo e hija en dos libros conmovedores, “El año del pensamiento mágico” (2005) y “Blue Nights” (2011). Lo que le sucedió a su familia, escribió, “desató cualquier idea fija que hubiera tenido sobre la muerte, sobre la enfermedad, sobre la probabilidad y la suerte, sobre la buena fortuna y el mal, sobre el matrimonio y los hijos y la memoria, sobre el dolor”.
Su ensayo de 1967 “Adiós a todo aquello” conmemoraba la ciudad de Nueva York de su juventud y lo que representaba para ella, una aspirante a escritora de unos 20 años, encontrando su camino en el mundo, antes de que la desilusión y la desesperación la emboscaran. “Blue Nights” yuxtapone de manera similar brillantes fotos instantáneas del pasado: Didion y su esposo e hija de vacaciones en Hawái, los tres en la playa de Malibú, el día de la boda de Quintana y las suelas de color rojo brillante de sus zapatos.
“El tiempo pasa” es el estribillo que recorre ese libro. “El tiempo pasa. La memoria se desvanece, la memoria se ajusta, la memoria se ajusta”, escribe, “a lo que creemos recordar”.
–Glosado, editado y traducido–
© The New York Times
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