Explorando la geografía electoral, por Luis Benavente
Explorando la geografía electoral, por Luis Benavente
Luis Benavente Gianella

Cada región de este extenso y variado país tiene características geográficas y culturales muy diferenciadas. Tanto es así que cada región tiene personalidad y carácter propio.

Esto también se da en el marco de las elecciones, donde se podría hablar de una geografía electoral que permite agrupar a las regiones políticas en territorios más amplios. Así aparecen, por ejemplo, el “sólido norte” o el “sur rebelde”, independientemente de que la solidez del norte haya dejado de ser aprista y hoy sea fujimorista, o de que la intensa energía rebelde del sur se canalice ahora en un candidato defensor y activista del mercado.

En la campaña por el balotaje, Keiko Fujimori busca votos especialmente en aquellas regiones donde en la primera vuelta no obtuvo los mejores resultados y que a la vez tienen una mayor densidad poblacional. PPK, en cambio, ha recibido la mayor parte del voto que, en la primera ronda, correspondió a Verónika Mendoza y a Alfredo Barnechea, por lo que no necesariamente prioriza la búsqueda de votos en los lugares donde, al principio, no los obtuvo.

Sin considerar Lima y Callao, que representan el 34% de la población electoral, Keiko es débil en el centro y sur del país. PPK, por su parte, encuentra su principal debilidad en el norte. Sus desplazamientos tácticos fuera de la capital se han dado preferentemente en esas zonas. 

En la primera vuelta, Keiko logró 55% de los votos válidos en Piura y 51% en Lambayeque (ambas regiones suman el 10% del voto nacional), pero solo llegó al 24% en Arequipa, 22% en Cusco y 23% en Puno (tres regiones que suman el 13% del voto nacional).

A PPK le fue bien especialmente en Arequipa, pero en la mayoría de regiones donde tuvo poca votación –como Ayacucho o Puno–, hoy se ha fortalecido con los votos recibidos en transferencia y tiene amplia ventaja sobre Fujimori, como lo muestran todas las encuestas.

Las giras proselitistas despiertan interés y entusiasmo y si el candidato o candidata maneja una buena agenda de propuestas y tiene la capacidad de enlazar emocionalmente con los votantes, podrán lograr réditos electorales. Por cierto, esto exige hacer acuerdos con organizaciones locales que, a cambio de la promesa de beneficios, puedan ofrecer y poner en marcha su capacidad de movilización política.

Un punto interesante ha sido la propuesta de hacer debates en regiones del país. En este tema, Keiko ha mostrado preferencia por debatir en el norte, donde tiene una gran fuerza electoral, sin advertir que un debate en esas regiones podría impulsar a PPK, quien tendría de su lado la eventual activación del aparato partidario de Alianza para el Progreso, si su líder, César Acuña, así lo decide.

En cambio, Keiko ha rechazado la posibilidad de un debate en Arequipa, señalando que cuatro de los gobernadores de esas regiones han dicho que no sería un terreno neutral. En la contracampaña, esto ha sido tomado como un desaire y evidentemente ha reducido su capacidad de crecimiento en esa región.

Las regiones son clave. Suman el 62% de la población electoral, cifra que se adiciona al 34% de Lima y Callao y al 4% del extranjero. También es clave el medio rural, que se encuentra muy disperso en todas las regiones del país, y que representa el 22% del total de votantes. 

Toda la complejidad geográfica y social del Perú se aprecia en la diversidad de las regiones del país, donde las actitudes y conductas políticas de los ciudadanos son igualmente diversas. En ese espacio cultural y simbólico se mueven los candidatos para buscar votos.