"La represión actual en Cuba, tan visible ahora para todos, supone más que nunca el rechazo de quienes defienden la democracia" (Foto: Adalberto Roque / AFP).
"La represión actual en Cuba, tan visible ahora para todos, supone más que nunca el rechazo de quienes defienden la democracia" (Foto: Adalberto Roque / AFP).
/ ADALBERTO ROQUE
Diego  Ato Cadenas

Ante el estallido social del 11 de julio en , por fin el mundo ha mostrado solidaridad hacia su pueblo. Aun así, hay quienes se ponen del lado del régimen cubano por ser un supuesto redentor de su país y de causas nobles. No hay que caer en este juego, Cuba ha demostrado, en más de sesenta años y con ‘esfuerzo’, que es una dictadura, una que no tiene piedad para vulnerar los derechos humanos y defender únicamente a los revolucionarios.

Sus gobernantes no admiten nada fuera de la revolución. Los intentos de los ciudadanos de realizar reuniones libres, de expresarse públicamente, de crear nuevas asociaciones y de defender sus derechos no son posibles. Por ello, son víctimas de persecución y represión.

Muchos presidentes, líderes de opinión y activistas de en América Latina –como si fuesen una extensión más de las oficinas de relaciones públicas de Cuba– siguen defendiendo a este régimen como un modelo de inclusión. En ellos hay una evidente intención de ocultar la situación real que vive la isla.

Por décadas, organizaciones de la sociedad civil independiente cubana han documentado y denunciado la brutal violencia del Gobierno contra activistas de derechos humanos, artistas, periodistas independientes, etc. La ha recogido estos hechos y otras vulneraciones en su Informe País del 2020.

Pensar diferente a los valores de la revolución significa ser violentado por la dictadura: a las personas con discapacidad disidentes se les excluye de las organizaciones que prestan ayuda y los universitarios y trabajadores que critican al Gobierno son expulsados de sus universidades y centros laborales. Incluso, el régimen se ensaña con los niños cuyos padres son opositores, quienes son acosados y discriminados en las escuelas.

Su apertura hacia la población LGBT+ es también otra estrategia más de propaganda que muchos aún quieren tomar como cierta, pero la misma dictadura hace complejo esto. El 11 de mayo del 2019, cuando 300 personas desfilaron en favor de la diversidad sexual, fueron violentamente reprimidas por la Seguridad del Estado por tratarse de una marcha no organizada por el régimen.

La represión actual en Cuba, tan visible ahora para todos, supone más que nunca el rechazo de quienes defienden la democracia. Sin embargo, hay quienes han demostrado que son tolerantes y defensores de una dictadura si es que esta se alinea con su ideología.

Alguna vez un intelectual chileno le formuló una pregunta a sobre si era menos mala una dictadura como la de Cuba o la de Pinochet. El escritor rechazó la pregunta porque esta suponía considerar que había algo bueno en una dictadura. Ahora vemos a quienes, desde fuera de la isla, responden sin problema en favor de la primera.

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