El mejor vino blanco es el tinto, por José Luis Guasch
El mejor vino blanco es el tinto, por José Luis Guasch

Mi padre solía decir que el mejor vino blanco es el tinto. Y algo similar se escucha frecuentemente respecto a que la mejor obra pública es una . En principio, concuerdo con tal afirmación, pero con matices. Y esto es relevante pues hoy en el Perú se escuchan voces que, a consecuencia del tema Odebrecht, cuestionan la validez y efectividad del programa de APP y sugieren o piden desde una moratoria hasta su eliminación. 

Ese sería un grave error, ya que la obra pública no está libre de problemas. En América Latina se ha caracterizado por sobrecostos sustanciales (con una incidencia de más del 50% en obras públicas y con incrementos promedios por encima del 35% del valor inicial), además de significativas demoras, sobrecostos en general y riesgos de construcción asumidos por el Estado. 

Y ello no solo ocurre en países emergentes sino también en los desarrollados. Por ejemplo, la Ópera de Sidney en Australia costó 15 veces más que el presupuesto original y el aeropuerto de Denver en Estados Unidos costó dos veces más. 

Otro problema clave de la obra pública es su deficiente mantenimiento y rehabilitación. Basta con ver el estado físico de la infraestructura hecha como obra pública para darse cuenta. Adicionalmente, las obras públicas, al ser financiadas por el Estado, reducen el espacio fiscal para desarrollar otros proyectos. Finalmente, también están abiertas a la corrupción (como ha ocurrido en España, Brasil, Argentina, Panamá, etc.).

Por otra parte, las APP tienen una serie de ventajas sobre las obras públicas. Entre ellas transferir o compartir riesgos con el operador privado y generar más recursos (pues el privado es el que financia la obra y sus costos relacionados, y recupera la inversión a través de pagos de usuarios o de pagos anualizados del Estado). Esto último permite aumentar o acelerar el programa de inversiones. Y como las APP son otorgadas a largo plazo (de 15 a 30 años), resuelven el problema de rehabilitación y mantenimiento, ya que el operador privado es responsable de la provisión del servicio durante ese período y su remuneración suele ser basada en indicadores del nivel y calidad del servicio. 

Hoy se están haciendo APP en cada vez más temas y sectores, mucho más allá de la infraestructura tradicional. Por ejemplo, existen APP en silos con capacidad de frío para reducir las pérdidas de productos agrícolas, en la iluminación en ciudades, en seguridad electrónica ciudadana, en registros de catastro, en cementerios (el primero que se hizo en Río de Janeiro se considera de los más exitosos… pues no ha habido ninguna queja de los usuarios), en turismo, en centros de acopio, en playas de estacionamiento, en nidos, en centros de transferencia tecnológica, en viviendas sociales, en centros penitenciarios, en centros de convenciones, en estadios deportivos y centros culturales, en museos, en parques nacionales, en edificios administrativos, etc.

Pero ojo, eso no quiere decir que cualquier proyecto puede y debe hacerse como APP. Hay criterios y razones por las cuales un proyecto debe o no hacerse como APP (entre otros: nivel y precio de incertidumbres y riesgos, tamaño y complejidad del proyecto, conocimiento y capacidades, etc).

Otro factor clave –y que genera optimismo– es que en un futuro cercano van a caducar las APP existentes. Esto generará recursos adicionales al Estado si se vuelven a licitar, ya que no necesitan nueva inversión, solo mantenimiento y rehabilitación. 

El gobierno podría emitir un bono hoy calzado con la fecha de caducidad de esas APP. Ello no generaría una carga fiscal y se podría usar el dinero ahora para cofinanciar más proyectos de APP (o incluso para atacar los problemas de los huaicos). Esto pues la mayoría de las APP venideras serán cofinanciadas y requerirán recursos del Estado, pues, desafortunadamente, quedan pocos proyectos autosostenibles. 

Dada la situación actual en el Perú, donde el escrutinio y la fiscalización de los nuevos proyectos APP serán extraordinarios, y en donde para corregir los errores del pasado se ha reformado el marco legal, institucional y de procesos y procedimientos, así como los instrumentos operativos, existe una gran oportunidad para aprovechar de una vez por todas su programa APP, seleccionando mejores proyectos mucho mejor estructurados. Como resultado, se podrán reducir las grandes brechas en infraestructura y mejorar el nivel y la calidad de los servicios públicos. ¡Pues a beber vino tinto! 

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