En 1960, Margaret Johnstone escribió el libro “How to Live Every Day of Your Life” (Cómo vivir cada día de tu vida) y dijo que el tiempo es como una remuneración fija y, como cualquier remuneración, el problema real que enfrentamos la mayoría de nosotros es cómo vivir satisfactoriamente con ese sustento diario. El tiempo es un recurso irrecuperable y además limitado, por lo que cada persona enfrenta el reto de utilizarlo de la mejor forma posible en su vida.
En el caso de las mujeres, dada su creciente incorporación al mundo laboral, dos ámbitos que a veces compiten por su tiempo son: el trabajo y la familia, sobre todo porque nuestra cultura espera que las mujeres mantengan la mayor proporción de la responsabilidad de los trabajos del hogar (en el Perú, las mujeres dedican 39 horas a la semana a labores del hogar y los hombres, 15 horas).
Por esto, ahora se habla del conflicto trabajo-familia basado en el tiempo, el cual se genera cuando las presiones de un rol hacen difícil el cumplimiento del otro rol. Este conflicto se basa no solamente cuando la presencia en un rol hace físicamente imposible cumplir con las expectativas del otro rol, sino también cuando se produce la presión por la preocupación de un rol, a pesar de estar físicamente tratando de cumplir con las demandas del otro rol (Greenhaus y Beutell, 1985). En otras palabras, cuando un hijo pequeño está enfermo o padres mayores tienen problemas de salud, dejarlos en casa para ir a trabajar puntualmente resulta un reto para cualquier mujer, no solo por el hecho de no estar ahí físicamente, sino por el conflicto generado por no hacer un eficiente trabajo al estar pensando en lo que está sucediendo en el hogar.
Este conflicto no es idéntico para todas las mujeres, dado que hay muchas variables que influyen en su magnitud: el grado de involucramiento laboral, nivel de responsabilidad asumida, horas en el trabajo, soporte laboral, flexibilidad de horarios, tiempo dedicado a tareas del hogar, soporte familiar, número y edad de los hijos, empleo de la pareja, estado civil, personalidad, ingresos económicos y estilos de vida.
¿Qué hacen las mujeres en el Perú para poder administrar su vida laboral y, a su vez, cumplir su rol familiar? Algunas priorizan su rol familiar y optan por renunciar a sus carreras laborales, si su economía se lo permite; o por mantener trabajos poco demandantes o de menor responsabilidad que les permitan disponer más tiempo, a pesar de sus capacidades profesionales. Otras priorizan su rol laboral, postergan la maternidad, o buscan la ayuda de familiares y apoyo doméstico.
Y otras tratan de lograr cumplir ambos roles de la mejor forma posible, realizan actividades empresariales independientes para tener más flexibilidad de horarios, trabajan en organizaciones que ofrecen alternativas creativas para apoyar las carreras profesionales (horarios flexibles, teletrabajo, uso de cupones para actividades personales), buscan la ayuda de familiares, contratan apoyo doméstico, sus parejas mantienen empleos sin horarios fijos, dan a sus hijos mayor independencia, usan tecnología, adaptan sus estilos de vida y usan toda su creatividad para poder asignar su tiempo. Sin duda, importantes retos para las mujeres de hoy.