Propuesta de reforma del sistema previsional, por Juan Mendoza*
Propuesta de reforma del sistema previsional, por Juan Mendoza*
Redacción EC

Nuestro sistema previsional es un fracaso. Tres de cada cuatro personas no reciben pensión. La pensión promedio, como fracción del ingreso, es 40% en el sistema privado y menos del 30% en el público. Las comisiones son tan elevadas que la rentabilidad de las es más de cuatro veces la de los fondos que administran desde el 2000. Y decenas de miles de aportantes a la jamás reciben pensión alguna.

Hay dos errores estructurales en el diseño del sistema previsional. El primer error es la pretensión de financiar las pensiones con impuestos a la planilla en un país en que más de dos tercios del empleo son informales. Además, muchos trabajadores transitan regularmente entre la formalidad y la informalidad, lo que los hace cotizantes eventuales. Por ejemplo, los cotizantes de las AFP son menos de la mitad de los afiliados. Peor aun, al ahondar las distorsiones en el mercado laboral, el esquema contributivo actual constituye un obstáculo fundamental a la formalización laboral.

El segundo error es el ahorro forzoso sin evidencia que respalde la hipótesis de que las personas no ahorran para su vejez. Hemos diseñado un sistema copiando la idea de que hay que obligar a los trabajadores a hacer lo que es bueno para ellos. Si forzamos a las personas a ahorrar, ¿por qué no forzamos a las empresas a invertir? Asimismo, el economista estadounidense Isaac Ehrlich presenta evidencia de que el ahorro forzoso en Europa ha contribuido a la desintegración de la familia al reducir la fertilidad y los matrimonios, y aumentar los divorcios.

A estos dos errores fundamentales se une una regulación asfixiante que ahoga la iniciativa y la competencia entre las AFP. Ejemplo prístino es el intento de reducir las comisiones a través de la subasta de los nuevos afiliados, como si los trabajadores fuésemos “encomendados”.

Sugerimos una reforma sobre la base de dos elementos esenciales. Proponemos:

1) La creación de una pensión universal no contributiva para todas las personas de más de 65 años, financiada con los impuestos del gobierno central. Las razones de la pensión universal son garantizar un mínimo nivel de ingresos para los adultos mayores y la ausencia de un mercado de anualidades desarrollado. 

2) La eliminación de los aportes obligatorios que hoy gravan las planillas formales. Con supuestos conservadores, podríamos pagar una pensión universal de alrededor de 200 soles mensuales sin que haya efecto negativo, en neto, sobre las cuentas fiscales. En particular, los aumentos en la base tributaria debido a la eliminación de los aportes forzosos y de Pensión 65, como programa de inclusión social, permitirían financiar la pensión universal. Los detalles del cálculo están en macroup.blogspot.com.

Como consecuencia de la reforma, las personas tendrán la libertad de elegir dónde y cómo ahorrar, y los mercados financieros responderán. Esta reforma no supone la disolución de las AFP o de las cuentas individuales. Las AFP continuarán administrando los fondos acumulados a la fecha y los nuevos aportes que las personas elijan realizar. Eso sí, proponemos que las personas tengan la libertad de utilizar sus aportes como garantía en la adquisición de inmuebles o para la obtención de préstamos. Se respetarían las obligaciones adquiridas por la , pero no se recibirían nuevos aportes.

Esta sería una reforma eficiente, solidaria y fiscalmente responsable. Dejemos de construir castillos en el aire y de vivir de espaldas a la realidad.

* Texto escrito con María Amparo Cruz-Saco y Bruno Seminario.