Margaret  Renkl

Ahí estaba yo, acurrucada en mi cama en mitad de la noche, poniéndome de lado para dormir, cuando ¡zas! la habitación se deslizó de lado. Entonces se puso en marcha, girando y dando vueltas como si un sádico feriante hubiera pulsado un interruptor y hubiera puesto la velocidad al máximo. Lector, te ahorraré los detalles, salvo que he aprendido lo delicado que es el oído humano. ¡Qué frágil es el cuerpo que puede convertirse en un caos por algo tan pequeño!

Lo mismo puede decirse del cuerpo político. Los políticos de derechas y los medios de comunicación han puesto patas arriba la democracia estadounidense con nada más que mentiras. Presentan candidatos a la Corte Suprema que aseguran al que respetarán los precedentes legales, pero que votan para anular el caso ‘Roe vs. Wade’ apenas tienen mayoría en el tribunal. Apoyan a candidatos políticos que declaran abiertamente que solo aceptarán los resultados de las encuestas que conduzcan a su . Denuncian calamidades donde no las hay. Pero su “respuesta” a la verdadera calamidad de que los niños sean masacrados en las aulas es armar a los profesores, llevar aún más armas a las escuelas. La violencia política y las amenazas aumentan, así como la intimidación a los votantes y a los funcionarios electorales.

Aquí, en la demócrata Nashville, la Asamblea General de Tennessee dividió la ciudad en tres distritos electorales diferentes este año, con la esperanza de enviar a otro republicano al Congreso. Mientras que los republicanos son hábiles en la supresión de votos en los distritos que no los favorecen, han demostrado ser incompetentes en la administración del voto en estos distritos recientemente rediseñados, que dividen los barrios y se extienden hacia los condados republicanos circundantes.

La semana pasada, los funcionarios electorales de Nashville –y téngase en cuenta que la Comisión Electoral del Condado de Davidson está controlada por una mayoría republicana– distribuyeron las papeletas equivocadas a por lo menos 200 votantes. El error no fue detectado por los funcionarios electorales, sino por The Associated Press.

Es posible que se trate de un error honesto. Sin embargo, cuando se manipula un distrito de forma irreconocible con el propósito expreso de subvertir la voluntad de la mayoría política, y el tuyo es el partido que grita sin parar sobre el inexistente fraude electoral, y envías a la gente al distrito equivocado a votar, también mereces rendir cuentas.

Este caos podría haberse evitado simplemente permitiendo que Nashville siguiera votando como distrito y respetando la voluntad de los votantes. “Este es el resultado de una legislatura republicana racista, intolerante y ávida de dinero que está haciendo todo lo posible para acaparar poder y mantener el sistema amañado contra la gente de la clase trabajadora”, dijo Odessa Kelly, la candidata demócrata en el séptimo distrito congresal redibujado.

La gente suele pensar que soy optimista porque creo que los seres humanos son en su mayoría buenos. Aun así, no soy optimista. Paso gran parte de mi vida con el corazón en la garganta, y en este momento estoy aterrada. ¿Qué le ha pasado a mi país para que el 20% de los estadounidenses crea que la violencia política está justificada; que todo un partido político se base cada vez más en la mentira y el engaño para ganar las elecciones; que Vladimir Putin, de entre todas las personas, se haya convertido en un héroe republicano?

Si los votantes estadounidenses defendieran la democracia y votaran para restaurar el equilibrio de nuestro frágil cuerpo político, sería una verdadera plegaria atendida.

–Glosado, editado y traducido–

© The New York Times

Margaret Renkl es escritora estadounidense

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