Para huir de los pensamientos delirantes, propios de cualquier encierro, salgo en dirección a una farmacia. Sé sin embargo, que el momento más afortunado del viaje es el de cruzar el parque que está cerca de mi casa, un espacio interminable que recién he descubierto durante las últimas semanas. No olvido que soy uno de los pocos afortunados, en Lima y en cualquier ciudad, que tiene un parque cerca. Hoy llego hasta allí a toda prisa y una vez dentro, me detengo un instante. El momento me permite explorar su silencio, y mirar a mi alrededor.
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