El primer Gabinete del actual gobierno es, sin duda, uno de confrontación. Los que creían que se trataría de un Consejo de Ministros moderado y alejado de las posiciones extremas de Perú Libre se equivocaron.
Pedro Castillo, durante la segunda vuelta, dio señales falsas de un alejamiento con respecto al secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón. “No lo van a ver ni siquiera de portero en ninguna de las instituciones del Estado”, dijo.
La designación del Gabinete revela que Cerrón es, más bien, quien tiene las llaves de las puertas del gobierno. El presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, es un seguidor cercanísimo del jefe de Perú Libre.
Cuando Vladimir Cerrón dijo que “Pedro Francke huele a ‘Chicago Boys’”, Bellido lo avaló inmediatamente.
“Se está evaluando a otros profesionales que tienen todo el derecho como Pedro Francke [...]. A mí no me molesta de manera personal, pero sí veo a donde se orienta [económicamente] y no es en función al programa y postulados del partido [Perú Libre]”, dijo Bellido en su momento.
A pesar de estas críticas duras contra Francke, este ha jurado al cargo de ministro de Economía y Finanzas. Lo ha hecho luego de una larga negociación.
La última declaración de Bellido debe ser producto de esas conversaciones. “Francke tiene todo nuestro respaldo para la aplicación de una política económica de estabilidad expresada en el Plan Bicentenario”, escribió en su cuenta de Twitter.
Bellido también había puesto límites a la moderación de Castillo. “El profesor Pedro Castillo es un militante del partido, tiene que cumplir el mandato del pueblo peruano como militante. Cada militante está sujeto al estatuto y programa del partido, que va a exigir que se cumplan las promesas de campaña”, dijo, antes de ser ministro.
Su designación como presidente del Consejo de Ministros nos devuelve a la realidad. El gobierno no será el gobierno de un Castillo alejado de Cerrón y de los planteamientos originarios de Perú Libre.
La demorada juramentación de Pedro Francke en el MEF no es ninguna señal de retractación. No sabemos bajo qué argumentos habrá cambiado de opinión el economista. La designación de Bellido y de otros miembros del Gabinete habla, más bien, de una radicalización del gobierno.
Francke, además, entra ahora a funciones condicionado, bajo la licencia de Cerrón y compañía, y con el “espaldarazo” de un tuit de Bellido. Tendrá, obviamente, una espada de Damocles encima.
Hay quienes piensan que el Gabinete Bellido está hecho para la confrontación. Se trataría de tentar al Congreso para una negación del voto de confianza. Luego, el gobierno tendría la posibilidad de pedir voto de confianza sobre la nueva Constitución.
Dependerá del Congreso entrar en ese peligroso juego, si es que así se dan las cosas. Esperemos que no, pero en todo caso queda claro que la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo se desarrollará en un campo de batalla.
Las batallas se ganan, por supuesto, más con estrategias que con golpes. En ese sentido, el Parlamento tiene la obligación de afinar la inteligencia y aguantar el golpe.
Frente a un Gabinete de choque solo cabe un Congreso hábil, cauto y resuelto. Será un tiempo de confrontaciones, pero, sobre todo, de las mejores jugadas de ajedrez.
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