Privaticemos los servicios de aeronavegación

Gonzalo Pérez-Wicht

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Gonzalo Pérez-Wicht

Reorganizarla totalmente o privatizarla

Carlos Gutiérrez

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Córpac podría funcionar muy bien en su condición actual de empresa pública de derecho privado; lamentablemente, nuestro Aquiles tiene dos talones que afectan negativamente su desempeño, uno es la injerencia política y el otro es la desalineación entre los incentivos de la burocracia estatal y los objetivos del servicio público.

Un botón de muestra es la inestabilidad del personal directivo (tres presidentes de directorio, dos gerentes generales y seis gerentes centrales de navegación aérea, en solo 12 meses entre el 2021 y el 2022), lo que revela la injerencia externa y el desconocimiento de la complejidad funcional de los servicios de aeronavegación (ANS). De otro lado, algunos malos dirigentes sindicales han procurado cuotas de poder y beneficios a costa de disminuir, e incluso paralizar, el servicio a los usuarios, jugando en pared con algunas autoridades e interfiriendo en la gestión empresarial.

Estos males endémicos desaparecerían en una gestión privada, con el debido marco contractual de concesión, sujeta desde luego a la actuación del organismo supervisor tratándose de condiciones monopólicas y cumpliendo las regulaciones técnicas y operacionales de la Dirección General de Aeronáutica Civil del MTC (DGAC).

En tal sentido, todas las funciones de los ANS, excepto búsqueda y salvamento (SAR) a cargo de la FAP, pueden muy bien ser responsabilidad de una entidad privada, con fines de lucro o sin ellos, o de un organismo público autónomo, pero requeriría de una modificación constitucional.

Aquí cabe recordar que el transporte aéreo comercial en el Perú genera más de 350 mil empleos y US$5 mil millones de valor agregado bruto a nuestra economía, con un envidiable potencial de crecimiento del 10% anual.

Finalmente, en torno de la crisis reciente, no dudaría de la integridad de los actuales directivos de Córpac, pero preocupa el Leviatán de la gestión estatal. El modelo de las empresas públicas sigue siendo entrópico e ineficiente. A la más importante de estas, S&P le ha bajado la calificación a ‘B’ y va camino de la insolvencia. Juan Velasco creía que el Estado podía ser empresario y los peruanos nos habíamos acostumbrado tanto.

Concesionemos los ANS. Cambiemos el modelo.