La tristeza de los Andes habita en el violín del maestro Andrés ‘Chimango’ Lares. Este músico ayacuchano sabe transmitir la magia de los Andes, y cuando un arpa lo acompaña crea la dimensión en la que los danzantes de tijeras emprenden su deslumbrante y mística lucha de resistencia.
Desde hace cuatro décadas el arte de ‘Chimango’ es aclamado en el extranjero y en ese Perú no oficial que la actual ministra de (in)Cultura no intuye y por eso niega el apoyo de su sector para que ‘Chimango’ pueda presentarse en tres importantes festivales europeos con su Grupo Cultural de Danzantes de Tijeras de Ayacucho.
Las razones esgrimidas son de no creer: “Considerando los ‘mercados’ establecidos en el plan estratégico institucional, lamento informarle que no podemos darle trámite a su solicitud debido a que la presente actividad se realizará en países que no se encuentran en esta lista en lo que a materia de Imagen País respecta”, contesta la funcionaria Arlethy da Costa.
“¿A qué mercados establecidos e Imagen País se refieren, amiga?”, me escribe ‘Chimango’ por el chat. “No sé, maestro, estamos en el planeta Lima y gobernados por el que votaste”. Y me dice: “Sí, el señor de la gran desilusión”.
Desilusión, eso es lo que siente Lares. Apenas solicitó los pasajes para el grupo, 500 dólares para trasladar el arpa y “unos buzos para estar bien presentados, porque nos hacen muchas entrevistas”.
Curiosa la negación porque la ministra Álvarez-Calderón derrocha nuestros tributos para que escritores miraflorinos, sin obra memorable y que bien podrían pagarse sus pasajes, viajen a todo trapo a las múltiples ferias de libros. Amiguismo, que le dicen.
Las autoridades limeñas toman decisiones perversas. Este tipo de limeñadas terminarán engendrando nuevos movimientos violentistas.
Cuando en “Todas las sangres”, de Arguedas, el personaje Matilde se refiere a Lima, dice: “Hablan del Perú con menos conocimiento que del Congo”. Cierto.
“Lima –anotó el barón von Humboldt– está más lejos del Perú que de Londres” (ahora diría de Miami, seguramente).
Arguedas escribió: “¿Hasta dónde entendí el socialismo? No lo sé bien, pero no mató en mí lo mágico”. En el sector Cultura parece que el liberalismo mal entendido y su “mercado” sí han matado la magia de hacer las cosas bien.
El lunes por la noche el maestro ‘Chimango’ me envió este mensaje: “Hasta ahora ninguna autoridad nos llama”. Y le digo que a estas alturas solo quedaría apelar a la primera dama, Nadine Heredia. “Puede ser, porque es de sangre ayacuchana”, me recuerda.
Acusada gratuitamente de manejar al Gabinete, Nadine podría comentarle a la ministra Álvarez-Calderón que la danza de tijeras es considerada patrimonio intangible de la humanidad por la Unesco. Podría decirle que apoyar a estos ayacuchanos geniales para que muestren nuestra cultura al mundo no mandará al país a la bancarrota.
Por cierto, ¿caviares, where are you? A ustedes que les encanta indignarse por todo, ¿por qué no arman una chilladera frente al despacho de una ministra insensible?
Uy, verdad, a varios de ustedes les paga los viajecitos y las consultorías.
‘Chimango’, no perdamos las esperanzas. Quedan algunos amigos. Algo se nos ocurrirá. Y que ese violín suene más fuerte y lindo que nunca.