Redacción EC

HUGO GUERRA

Periodista

Es imposible no solidarizarse con los y contra la tiranía asesina de Nicolás Maduro.

Históricamente la crisis comienza a fines de la década de 1980 con la implosión del antiguo sistema de los partidos Social Cristiano (Copei) y Social Demócrata (AD), que en 1958 firmaron el Pacto de Punto Fijo, por el cual se comprometieron a respetar la Constitución y los resultados electorales. , liderado por Hugo Chávez, se inicia la espiral de cambios dramáticos que tiene hitos en el ‘caracazo’ de 1989, el intento de golpe de Estado de 1992, el triunfo electoral chavista en 1998, el lanzamiento del proyecto del socialismo del siglo XXI, el contragolpe del 2002 y las tres reelecciones de Chávez hasta el 2013. 

Tras el fallecimiento de este y el ascenso irregular (bajo elecciones amañadas) de Nicolás Maduro, la situación se ha hecho cada vez más explosiva. El proceso socializante –expansionista y subversivo en lo internacional y paternalista-represivo en lo interno– ha destrozado el sistema democrático. La nueva Constitución es hoy una simple herramienta opresiva del régimen, la oposición es perseguida, no existe libertad de prensa, la inflación anual es de 56,3%, el índice de escasez se ubica en 28% y 25 mil personas murieron de forma violenta en el 2012, según el Observatorio Venezolano de la Violencia.

La está nucleada en torno al centroizquierdista Henrique Capriles y al coordinador de Voluntad Popular, Leopoldo López. En este contexto las protestas juveniles de la semana pasada terminaron con 3 muertos, 23 heridos, estudiantes abusados sexualmente y una nación puesta en pie de lucha contra los agentes de la represión compuestos por las criminales Guardia Bolivariana, la facción venezolana del MRTA llamada Unidad Táctica de Combate Néstor Zerpa [sic] Cartolini y brigadistas cubanos que siguen llegando a Caracas. 

Para Maduro (el desquiciado inspirado por Chávez bajo forma de ‘un pajarico’), el levantamiento es generado por el imperialismo yanqui y los contrarrevolucionarios. Por tanto, no ofrece ninguna alternativa pacífica y para hoy se espera otra explosión violenta cuando Leopoldo López se dirija acompañado por el pueblo a entregarse en el Ministerio del Interior.

Salvo Argentina, Bolivia, Cuba y Nicaragua, que se han beneficiado de los enormes subsidios chavistas, el repudio internacional se está generalizando como puede verse en la Unión Europea y Estados Unidos. Regionalmente las voces más intonsas son de la Unasur (cómplice de la elección fraudulenta de Maduro) y del Perú, cuyo comunicado revela incapacidad para asumir una posición enérgica frente a un régimen vinculado al ollantismo desde el 2006. 

La prensa y las redes sociales son escenario de amplio respaldo humanista a los jóvenes y de repudio tanto a la violencia como al retrógrado “apagón informativo” ordenado por Maduro; pero una vez más brillan por su ausencia las ONG supuestamente defensoras de los derechos humanos, la izquierda social confusa, los “artistas e intelectuales con sensibilidad social” y toda esa laya de revolucionarios de café, que hoy callan ante una tiranía asesina porque con desvergüenza anteponen su ideología sobre la vida de inocentes que claman por la libertad.