Gabriela J. Oporto Patroni

En una conferencia ante la prensa extranjera ayer, afirmó que ella es víctima del machismo y que quienes piden su renuncia al cargo que ocupa están motivados por el odio hacia ella por su condición de mujer. La señora Boluarte está equivocada.

Dos razones principales me llevan a esta conclusión. La primera es que, como ha precisado la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), para determinar si un acto constituye una forma de discriminación a la mujer no solo basta que la víctima sea mujer, sino que se debe demostrar que el ataque estuvo dirigido especialmente contra las mujeres o que estuvo motivado, precisamente, por la condición de mujer de la víctima. Por ejemplo, cuando la policía solo obliga a desnudarse a las mujeres dentro del grupo de casi 200 personas detenidas en la UNMSM este fin de semana. Y es que el solo hecho de que Dina Boluarte sea mujer no significa automáticamente que toda crítica hacia su o que toda exigencia de renuncia sea discriminatoria o producto del machismo. La segunda razón es que una afirmación de este tipo ignora por completo las varias y complejas razones por las que la ciudadanía viene reclamando su salida del cargo, de manera constante y creciente, desde hace casi siete semanas.

Hasta el cierre de esta edición, han muerto más de 50 personas en circunstancias aún no esclarecidas por las autoridades. Hay testimonios de familiares que dan cuenta de que muchos de los fallecidos no estaban participando en las protestas. Aunque la señora Boluarte no apretó ningún gatillo, el cargo que ocupa la coloca en el puesto de jefa suprema de las Fuerzas Armadas y Policiales. ¿Ha asumido la señora Boluarte su responsabilidad? No.

En las protestas han resultado heridas casi mil personas. Nuevamente, las autoridades no han esclarecido las circunstancias, pero los testimonios recogidos dan cuenta del uso excesivo de la fuerza por parte de la policía, empleando bombas lacrimógenas y proyectiles contra la cabeza y el torso de los manifestantes. Las secuelas de las lesiones, y los costos asociados con la rehabilitación, no han sido cuantificados.

Diariamente, tanto la señora Boluarte como otros funcionarios de su gobierno han negado la humanidad y la agencia de la ciudadanía y han afirmado sin evidencias concretas que todos los manifestantes han sido manipulados o que son terroristas, ignorando por completo sus reclamos. Aunque ha realizado llamados al diálogo, la señora Boluarte no ha generado ningún mecanismo a través del que se pueda, efectivamente, dialogar.

El fin de semana pasado, la policía intervino el local principal de la UNMSM arrestando arbitrariamente a cerca de 200 personas. Un grupo de las mujeres detenidas fueron víctimas de violencia sexual, pues la policía las hizo desnudarse y las sometió a inspecciones vaginales irregulares. Varias de las personas detenidas fueron golpeadas y tienen moretones en varias partes del cuerpo. El grupo de abogados voluntarios que buscaba garantizar los derechos de las personas detenidas reportó múltiples violaciones al derecho al debido proceso. Este accionar de la policía, que tiene como jefa suprema a la señora Boluarte, no está siendo investigado por ninguna autoridad independiente.

¿Y, con todo esto, la señora Boluarte cree que se la critica por ser mujer?

Gabriela J. Oporto Patroni Abogada por la UNMSM. Magíster en Georgetown University.

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