Hace tiempo que vivimos en un barrio de broncas y su tamaño seguirá creciendo. En las redes sociales, apenas alguien da una opinión a favor de algún candidato, se suceden entusiastas adhesiones pero sobre todo furiosas recriminaciones. Anunciar un voto, una posición, es considerado por muchos como revelar una calaña. Este clima puede traducirse por un mismo lema: “Si no votas por mi candidato, eres culpable de idiotez moral.” La decisión no es vista como una opción por la mejor propuesta sino como la confesión de un prontuariado. Sea cual fuere el resultado electoral, este clima seguirá después del 6 de junio.
Lo que ha ocurrido el miércoles en Ayacucho, con las amenazas del candidato Castillo y las persecusiones de sus seguidores a periodistas solo contribuye a esta espiral en el barrio de broncas de nuestros tiempos.
Tomo como título la novela del recordado José Antonio Bravo pero pensé también en incluir otros títulos de novelas y relatos peruanos. Los escritores siempre han revelado el presente y han anunciado el futuro. La situación actual también podría definirse como “Los perros hambrientos”, un modo de definir la codicia del poder. Alguien con una visión apocalíptica (muy extendida entre nosotros) podría titularla como “La guerra del fin del mundo” aunque a ratos también nos recuerda las patéticas y reveladoras rencillas de “Tristes querellas en la vieja quinta”. Finalmente todas estas broncas nos recuerdan que ocurren en un escenario que sintetizó un escritor de La Libertad: “El mundo es ancho y ajeno”.
Debíamos recordar que el mundo es ancho y ajeno y pensar que el voto supone no solo un respaldo de confianza meditado a una ideología sino también a un líder en concreto. Como ha dicho Gustavo Gorriti, solo esperamos que alguno de ellos nos convenza, antes de tomar una decisión. También creo que en el debate del 30 de mayo debía haber un podio para un tercer candidato que defienda el voto en blanco o nulo.
La polarización y la violencia que conlleva no es privativa del Perú. Está ocurriendo en muchas capitales latinoamericanas. En el resto del mundo hemos visto la lucha sin cuartel entre el estado de Israel y Hamas. Por otro lado, el gobierno de Biden acaba de autorizar la formación de una comisión especial para investigar la toma del Capitolio ocurrida en enero pasado. Una medida como esta, que me parece bastante justa, va a radicalizar aún más la oposición con el Partido Republicano y sus caudillos. No en balde el GOP ha removido de su puesto a la congresista Liz Cheney por atreverse a contradecirlo.
Por otro lado, el radicalismo también puede verse en el escenario europeo con el ascenso de los partidos de la ultraderecha. Un estudio de la fundación Jean Jaurés acaba de anunciar que es posible que Marine Le Pen sea la presidenta de Francia en las elecciones del próximo año. Por su parte, según los sondeos, la ultraderecha de La Liga Norte de Mateo Salvini en Italia, es la primera fuerza del país. En Polonia está en el poder el partido Ley y Justicia. Uno de los lideres de la derecha polaca, Janusz Korwin-Mikke, es conocido por sus declaraciones sobre las mujeres en una cita que prefiero no reproducir aquí. Este clima de extremismos solo va a generar reacciones igualmente radicales, en un clima enrarecido, proclive a la violencia.
En nuestro país, la pandemia, la corrupción y la situación económica han contribuido a empeorar las condiciones que ya existían. Pero solo el conocimiento, el sentido de la realidad y la claridad de rumbos nos sacarán adelante. ¿Qué candidato(a) los tiene?
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