Del Guadalupe al Colegio Mayor, por Roxanne Cheesman
Del Guadalupe al Colegio Mayor, por Roxanne Cheesman
Redacción EC

Aunque asociamos su nombre a la virgen que en 1531 apareció ante el indio Juan Diego en México, la imagen de la primera virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura, fue tallada en los tiempos de Cristo, y tras la invasión árabe de España, fue enterrada para su protección en Cáceres, en las inmediaciones del río Guadalupejo (de Guad-al-upe: río oculto). Hacia 1300  fue redescubierta por el labriego Gil Cordero y en el lugar se levantó un santuario en el que más tarde Colón recibiría de Isabel de Castilla el contrato para su expedición y, por ello, llamó Guadalupe a una de las islas descubiertas. 

En 1841, en tiempos de Gamarra, se fundó a instancias de Domingo Elías un colegio así llamado, que fue adscrito por Castilla en 1855 al sistema público como , para ser un centro que recibiría a los alumnos más destacados de los colegios nacionales de provincias y más tarde, a los de sus propios anexos. De ese afán por la excelencia fueron fruto presidentes como Manuel Pardo y Manuel Candamo, miembros del partido civilista, héroes como Leoncio Prado, Melitón Carbajal o Diego Ferré. Además, historiadores como Jorge Basadre, tacneño;  Julio C. Tello, de Huarochirí; científicos como Daniel A. Carrión, originario de Cerro de Pasco; compositores como el humilde Felipe Pinglo, pintores como Daniel Hernández o poetas como José Galvez. Esa composición multiétnica, regional, más el mérito y el esfuerzo, caracterizaron al Primer Colegio nacional, y sus anexos dieron paso a grandes unidades escolares como los colegios Alfonso Ugarte o Mariano Melgar, hoy reconstruidos como Colegios Emblemáticos.

Para promover el nivel y la exigencia de la educación pública, en el año 2008 se retomó el buen ejemplo del Guadalupe al crearse el Colegio Mayor Presidente del Perú, con el objetivo de recibir a los 900 mejores alumnos de todos los colegios secundarios públicos del país, previo examen, para cursar el tercero, cuarto y quinto año en condición de internos en las once hectáreas de la ex colonia vacacional de Huampaní. Los maestros fueron seleccionados entre los más capacitados, y después de cinco años de funcionamiento, los alumnos del colegio Mayor ocupan el primer lugar en rendimiento promedio entre todos los colegios secundarios, públicos o privados, de acuerdo a los exámenes de razonamiento lógico y matemático, comprensión de lectura y vocación científica. 

Lamentablemente, la ideología de quienes pretenden “igualar a todos”, pero hacia abajo,  motivó que una ministra de educación lo catalogara como “elitista” por reunir a los mejores.  Y en lugar de crearle anexos como antes se hizo con el colegio Guadalupe, se le postergó y ocultó. Pero la calidad y la constancia de sus estudiantes han ganado el pulso y hoy, cuatro años después, se habla de crear trece planteles similares al Colegio Mayor. Ojalá tal propósito se haga realidad, y así, como del Guadalupe, del Colegio Mayor saldrán nuevos líderes en todos los campos sociales. Ya dice el refrán: más vale tarde que nunca.