Es intolerable que nos esté (des)gobernando un hombre al que el le ha abierto una investigación preliminar por organización criminal, tráfico de influencias y colusión agravada. Lo es escuchar todos los días nuevas evidencias sobre el plan criminal para tomar el Ministerio de Transportes y Comunicaciones y, desde allí, amañar los resultados de las licitaciones. Saber que el “sobrinísimo” y el “ex secretario general” son fugitivos de la justicia y que, pese a sus sobradas capacidades para hacerlo, la policía no los atrapa. Hay que recordar que, apenas deje Palacio de Gobierno, a le reabrirán investigaciones en los casos “ascensos en la Fuerzas Armadas” (patrocinio ilegal y tráfico de influencias) y “Puente Tarata III - Petro-Perú” (tráfico de influencias agravado).

También es intolerable lo que pasó con algunos ministros que empezaron a hacer bien las cosas en su pésimo primer Gabinete. El de Salud, que supo continuar y dirigir la vacunación, fue sacado para poner al impresentable doctor del agua arracimada, porque era parte de la cuota para que Perú Libre lo apoyara en el Congreso. A su vez, Castillo sacó a un competente y premiado docente y puso como ministro a un aliado del Fenatep/Movadef, otra cuota para el mismo torvo objetivo. No duró mucho tampoco y al tercer ministro de Educación se le ha descubierto que plagió el 70% de su tesis de doctorado.

¿Qué puede ser más intolerable que la indiferencia de Castillo frente a la burla a la educación que significaba ese plagio? Bueno, ya todos sabemos que quien personifica a la Nación hizo lo propio, plagiando casi el 100% del marco teórico y el 54% del total de su tesis de magíster. Que agradeció a un asesor que nunca lo había asesorado. Que dos de los tres validadores de las herramientas de investigación no existen y, por lo tanto, sus firmas fueron falsificadas. Por todo ello, la fiscalía lo investiga por falsedad genérica, plagio agravado y cobro indebido. Pero más grave que los delitos es que millones de estudiantes aprendan que copiar y plagiar son prácticas usuales y aceptadas entre los poderosos de hoy.

¿Puede haber algo incluso más intolerable? Sí, que Castillo juegue con uno de los problemas más graves que afectan a los más pobres del país; a saber, la subida de los precios de los productos de primera necesidad y la grave crisis alimentaria que se avecina. Decide sacar al incompetente y oscuro personaje que venía fracasando frente al problema, pero solo para reemplazarlo por un representante del Parlamento Andino de Perú Libre que no ha estado vinculado nunca al sector agrario, que enfrenta un proceso penal por estafa y que estuvo preso en el penal San Jorge hace algunos años. La frivolidad de Castillo frente al riesgo de los más pobres de pasar hambre se transparenta cuando, al mejor estilo de gamonal del siglo XIX, sostiene que “la hambruna les va a dar solamente a los que no trabajan, a los ociosos”.

¿Cuántas cosas más se podrían agregar a la lista de lo intolerable? No dar la cara a la prensa, todo tipo de promesas incumplidas, despachar clandestinamente desde el pasaje Sarratea y nunca dar una explicación, ofertas de hacer un referéndum para que Bolivia pueda salir al mar por nuestro territorio, etc.

Recordemos una más, la que conocimos antes de que llegara al poder. En el 2017, lideró una huelga como líder de la reunificación de las dos facciones del Conare, ambas vinculadas a Sendero Luminoso. El propósito principal fue eliminar la evaluación a los maestros.

Después, mantuvo un vínculo estrecho con los Movadef y fue el líder del nuevo sindicato que los unificaba, el Fenatep, que, como sabemos, fue legalizado la primera semana de gestión del ministro de Trabajo que figuraba en varios expedientes de la Dircote como senderista muy activo en atentados en la peor época del terrorismo en Ayacucho. Hoy, hay gente del Movadef en diversos lugares del Ejecutivo, una situación especialmente grave en decenas de prefecturas y subprefecturas del país.

¿Cómo un individuo como Castillo puede permanecer en el poder? ¿Cómo alguien que bien pudo haber sido la fuente de inspiración de los constituyentes cuando pensaban en la incapacidad moral no es sancionado por esa causal?

Muy sencillo: los votos que habría conseguido con malas artes, muy en particular los de aquellos seis ‘niños’ de Acción Popular a los que Pedro Castillo habría logrado –según la hipótesis de los fiscales– involucrar en un esquema de corrupción en el MTC y, en particular, con empresas chinas que ya superan los S/1.000 millones en contratos sospechosos.

Ya el Comité Ejecutivo de Acción Popular los ha separado del partido. Ya el fiscal de la Nación los investiga por tráfico de influencias agravado y ha pedido para ellos impedimento de salida del país. Ya la Comisión de Ética del Congreso les abrió investigación.

‘Los Niños’ son la mejor síntesis del porqué hoy la mayoría de la gente quiere que todos los congresistas se vayan junto con Castillo. El resto de los congresistas debería saber que, para sobrevivir al cáncer, se tiene que extirpar tempranamente, antes de que haga metástasis.

Carlos Basombrío Iglesias Analista político y experto en temas de seguridad