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MARIELLA BALBI
Periodista
En la tragedia de Macbeth, donde la ambición y la traición son el centro de la trama, Shakespeare introduce rayos y truenos; el día de ayer llovió copiosamente sobre Lima. Un presagio de la renuncia irrevocable del ex primer ministro César Villanueva, un político de perfil bajo, quien en el ejercicio del cargo fue criticado por su silencio ante importantes problemas nacionales.
La mecha que encendió la pradera fue una inocua opinión de Villanueva en un medio local sobre la posibilidad de incrementar el salario mínimo vital y que esto se conversaba con el Ministerio de Economía, no con su titular.
¡Y, zas! La borrasca arreció. Apareció –como quien sí quiere– la primera dama para enmendarle la plana sobre el tema del salario mínimo. No está en agenda, señaló dos veces, lo que sonó a todos los que sabemos escuchar como una sentencia de salida del cargo.
Quedará entre las intrigas del poder el saber si fue Heredia quien buscaba la salida de Villanueva. El anunciado y no concretado cambio de algunos ministros por el ex primer ministro parece haber sido un punto de fricción con la primera dama.
Es vox pópuli que ella toma decisiones de gobierno, que esto no sirve a la imagen del presidente, pero parece tan claro como que uno más uno son dos. El número de gobernantes que tenemos. Otra razón sería que el ministro Luis Miguel Castilla podría estar entre los ministros ‘pedidos’ por Villanueva.
O, finalmente, que Castilla viera con horror la posibilidad de incrementar el SMV. Se alía con Heredia –con quien tiene muy buena relación– y juegan al alimón. Lo que Villanueva remarcó luego de renunciar fue que la gente está muy fastidiada con el incremento del 100% del sueldo de los ministros y que una manera de bajar las protestas, marchas, etc. era elevar el sueldo mínimo.
Por cierto, economistas de diverso pelaje han dicho que un aumento del 10% está acorde con la inflación y con el incremento de la productividad. Que sean 850 soles no es una aberración ni los evangelios por tierra. La primera dama salió de esta intriga diciendo: “Se lo dejo a los economistas”.
Estos hablaron, pero Villanueva salió espantado por las declaraciones del ministro de Economía el domingo en la noche, quien dijo que no había hablado nada de nada con el ex primer ministro y que incluso el presidente estaba sorprendido.
Una vez fuera, Villanueva aclaró que este tema se discutió en el Gabinete el 7 de diciembre del 2013 –ahorita nomás– y que nunca dijo que habló con Castilla, lo cual es verdad. “Touché”, pero salió. No tiene ascendencia frente al presidente, menos ante la primera dama y Castilla.
Villanueva quería un Gabinete con ministros más técnicos, que gasten y promuevan la inversión privada, que casi no creció en el 2013. Por lo que dice, el ex primer ministro tenía la posibilidad de llegar al presidente, pero le bloquearon el paso y le restaron autoridad. Hay otros planes en el gobierno familiar que vivimos y esto, lamentablemente para nuestro país, será hasta el fin del período de Humala. Probablemente, habrá reelección conyugal.
