Maite  Vizcarra

Este año, nos hemos enterado de que el país habría perdido el privilegio que supone el llamado bono demográfico. ¿Es esto realmente tan malo? Todo depende de cuál es nuestra actitud respecto de lo que implican el envejecimiento y sus posibilidades.

Si logramos transformar nuestra visión del envejecimiento y adoptamos políticas que promuevan una longevidad saludable y productiva, la disminución de dicho bono podría marcar el inicio de una nueva era de prosperidad y equidad. Pero para que esto sea posible, debemos empezar por reconocer el valor de la madurez, no como una carga, sino como un activo esencial para el futuro del .

De acuerdo con una publicación de , en las próximas décadas la población mayor de 60 años crecerá exponencialmente, mientras que la población más joven disminuirá en términos relativos. Este cambio no solo desafía las bases de nuestro sistema económico, sino también nuestras ideas sobre el valor de las personas dependiendo de su edad.

Y aquí entra en juego un concepto que deberíamos empezar a discutir con urgencia: el edadismo. Como explica la el edadismo es la discriminación hacia las personas debido a su edad y es un prejuicio que afecta tanto a jóvenes como a mayores.

El se manifiesta en actitudes paternalistas hacia los más jóvenes y en la exclusión de oportunidades laborales y en políticas que no consideran el envejecimiento como parte integral del desarrollo social y económico.

El eventual fin del bono demográfico no tiene por qué ser una catástrofe y, como bien ha sugerido Tuesta sobre la base de las ideas del economista inglés Andrew Scott, lo que tenemos que aprovechar ahora es el ‘bono de la longevidad’. Para lograrlo es necesario empezar por garantizar que las personas lleguen a la vejez en condiciones saludables. Y eso hoy es realmente posible.

La ciencia nos está permitiendo lograr mayor bienestar, pero también hoy, como nunca, hay mayor conciencia sobre la relevancia del autocuidado. Porque, como bien decía el mítico ‘rockstar’ de mi generación en la universidad –la X–, Lenny Kravitz (60), “ahora ser un ‘rockstar’ rebelde es estar saludable”.

Cambiar nuestra percepción respecto de lo que implica tener tal o cual edad es además crítico para evitar castigar a tal o cual población con estereotipos normalizados. En ese sentido, la tendencia a impulsar espacios intergeneracionales es lo más ‘trendy’, no solo en el mundo de la tecnología, como lo hace la empresa creadora de ChatGPT, OpenAI, en la que todos los equipos combinan personas de cuatro generaciones distintas –algo impensable unas décadas atrás–, sino en cualquier espacio.

El Perú tiene la oportunidad de liderar una nueva narrativa sobre el envejecimiento en la que envejecer –bien– no sea un privilegio, sino una oportunidad accesible para todos.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Maite Vizcarra es Tecnóloga, @Techtulia

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