"Con todo lo que se ha visto en los últimos meses será necesario devolver al elector la convicción de que la política busca servir y transformar la sociedad, no servirse y menos medrar de los recursos públicos".
"Con todo lo que se ha visto en los últimos meses será necesario devolver al elector la convicción de que la política busca servir y transformar la sociedad, no servirse y menos medrar de los recursos públicos".
Pedro Tenorio

Conversando con representantes de varios , su mayor preocupación salta a la vista: las del próximo 26 de enero despiertan muy poco entusiasmo entre los , lo que podría traducirse en un masivo ausentismo veraniego o en decisiones que se tomarán a última-última hora. Por más esfuerzos que realizan, la mayoría prefiere saber poco del tema y proyectarse al 2021. Craso error. Necesitamos elegir un buen Congreso para que cierre el actual período, no una nueva olla de grillos que desgaste –aún más– el sistema.

Para lograrlo los partidos tienen que redefinir sus campañas, cambiar la estrategia que alienta a sus candidatos a seguir por la libre lanzando promesas a diestra y siniestra. Un vale todo electoral que les está haciendo daño al ahondar la sensación de que estamos –nuevamente– ante un mercado persa del voto. ¿Volveremos a elegir meras individualidades o propuestas programáticas con posibilidades reales de convertirse en leyes? Veamos algunos pasos que permitirían a los partidos reperfilar sus propuestas.

Primero, presentar una plataforma de prioridades legislativas que permita diferenciar a unos de otros. Es decir, cuáles serían los diez o cuando menos cinco proyectos que impulsarían desde el hemiciclo. La población vería con buenos ojos un compromiso más específico y ello ayudaría a identificar qué ideas prioriza un partido a diferencia de otros.

Segundo, es preciso que cada organización transparente las fuentes de financiamiento de las que dispone, para ahuyentar la sospecha de capitales de origen ilícito intentando organizar una bancada que les sea afín. Con todo lo que se ha visto en los últimos meses será necesario devolver al elector la convicción de que la política busca servir y transformar la sociedad, no servirse y menos medrar de los recursos públicos. Este punto va de la mano del combate a la corrupción, uno de los rubros más exigidos en las encuestas.

Tercero, poner en el centro del debate al ciudadano común. Hablamos de colocar la puntería en temas de defensa del consumidor, así como la mejora en servicios esenciales como educación, salud y trabajo donde el Estado tiene un rol fiscalizador por cumplir. Las buenas empresas no temen un escenario así porque esperan precisamente que se marque la diferencia con aquellas que le sacan la vuelta a la ley. Tampoco se trata de inventar la pólvora: existen estándares internacionales que permitirán mejorar la legislación peruana sin restarle competitividad al país. La persona como prioridad y no como el votante al que se endulza demagógicamente cada cinco años.

Hay muchos más temas, seguro. Pero centrar la campaña en ítems que atraigan al elector es urgente. Y solo quedan tres semanas.