A primera vista, los nuevos pronósticos económicos para América Latina de las principales instituciones financieras internacionales son para llorar: vaticinan la peor crisis económica en casi un siglo. Pero lo cierto es que también contienen algunos datos alentadores que vale la pena tener en cuenta.
En su nuevo informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) predice que las economías de América Latina y el Caribe caerán un 5,2% este año, mucho más que el promedio global del 3%.
Venezuela verá su economía reducirse en un 15% este año, México caerá un 6,6%, y las economías de Argentina, Brasil, Chile y Colombia se contraerán 5,7%, 5,3%, 4,5% y 2,4%, respectivamente, dice el FMI.
Un estudio del Banco Mundial pronostica que las economías de América Latina y el Caribe caerán un 4,6% este año. El promedio del Banco Mundial no incluye a Venezuela por falta de datos confiables.
Muchos países latinoamericanos se verán afectados simultáneamente por una caída en sus exportaciones a China, el colapso de los precios del petróleo, un desplome del turismo y una disminución de las remesas familiares de sus connacionales en el exterior. En otras palabras, será una tormenta perfecta.
Entonces, ¿dónde están las buenas noticias?
Primero, es probable que esta crisis económica sea mucho más corta que las crisis mundiales del 2009 y 1929.
Salvo una segunda ola de infecciones del COVID-19, la economía mundial y los países latinoamericanos deberían comenzar a recuperarse a partir de julio de este año, y crecerán en el 2021.
En comparación, la Gran Depresión de 1929 duró unos 10 años, y la recesión del 2009 casi dos años. Según el FMI, las economías de América Latina y el Caribe crecerán un 3,4% el próximo año, y un promedio del 2,7% anual entre el 2022 y el 2025.
El Banco Mundial estima que las economías latinoamericanas crecerán 2,6% el próximo año. Entre los países de más rápido crecimiento estarán el Perú, Uruguay, Chile y Colombia, dice el banco.
Alejandro Werner, jefe del Departamento de América Latina del FMI, me dijo que, a diferencia de lo que sucedió en el 2009 o en 1929, la crisis actual no fue el resultado de problemas económicos o financieros preexistentes, sino de una “situación de coma inducida en que la economía fue parada intencionalmente para detener el contagio del COVID-19”.
“Esto significa que una vez que detengamos la propagación del COVID-19, las economías que estaban relativamente bien antes de la crisis podrán recuperarse más o menos rápidamente”, agregó Werner.
En segundo lugar, como me dijo Martín Rama, economista jefe del Banco Mundial para América Latina, los países de América Latina y el Caribe se han beneficiado de estar entre los últimos en ser golpeados por la pandemia. Eso les ha dado más tiempo para aprender de las experiencias de otros y prepararse mejor.
Tercero, a mediano plazo, los países latinoamericanos –especialmente México– tienen una oportunidad de oro para aprovechar el nuevo escenario del comercio mundial en la era pos-COVID-19.
Las compañías de Estados Unidos han dependido enormemente de los suministros de China y van a diversificar sus cadenas de suministros. Muchas empresas se quedaron prácticamente sin componentes cuando China cerró su economía por la pandemia, en febrero y marzo.
“A medida que las empresas buscan hacer que sus cadenas de suministro sean menos vulnerables, van a buscar otros países fuera de China”, me dijo Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, un centro de estudios con sede en Nueva York. “Eso genera una gran oportunidad para América Latina y el Caribe”.
El desafío para los países latinoamericanos será ser más competitivos, porque el primer impulso de las multinacionales será mudar algunas de sus operaciones hacia Taiwán y otros países del sudeste asiático, agregó Farnsworth.
En resumen, todos estos datos no oscurecen el hecho de que el 2020 será un año horrible para América Latina. Pero el sufrimiento probablemente será más corto que en las anteriores crisis mundiales y habrá algunas oportunidades para quienes estén dispuestos a aprovecharlas. ¡No tiren la toalla!
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