En las elecciones regionales y municipales del 5 de octubre participaron 413 agrupaciones políticas. De estas, solo un tercio reportó los ingresos y gastos de sus campañas. Y de las agrupaciones que sí presentaron sus estados de cuenta, aparentemente una gran parte de ellos no estarían debidamente sustentados.
Según un reporte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), solo el gasto total en publicidad fue de S/.56,7 millones mientras que los movimientos regionales y partidos políticos solo habrían reportado S/.31,6 millones, lo cual evidenciaría que aproximadamente S/.25 millones no estarían adecuadamente respaldados. Lo preocupante de esta situación, además de la falta de transparencia, es que las agrupaciones que reflejan un importante desbalance en sus cuentas son las que tienen un nivel relativamente alto de notoriedad. Entre ellas se encuentran Fuerza Popular, el Apra, Diálogo Vecinal y Solidaridad Nacional. El último caso merece particular atención por ser el partido ganador en la contienda capitalina y donde no solo hubo un desbalance, sino que también se presentó un informe incompleto y fuera de fecha.
El problema de fondo es que esta poca transparencia no hace más que agravar la falta de confiabilidad que se tiene de los políticos en el Perú, la cual ya es bastante preocupante: según el Índice de Competitividad Global, en esta categoría nos encontramos en el puesto 131 de 144 –por debajo de Haití y de Sierra Leona.
Y esta falta de transparencia se ha manifestado incluso en situaciones que lindan con lo absurdo. La ONPE, por ejemplo, detectó que 293 beneficiarios de programas sociales aportaron recursos a algunos partidos políticos durante la campaña. De más está decir, que es inverosímil que una persona que vive en pobreza extrema pueda aportar S/.1.000, cuando solo recibe un subsidio de aproximadamente S/.100 del Estado.
La obligación de presentar cuentas claras debe ser aplicada tanto para las agrupaciones de los alcaldes que asumirán su cargo este 1 de enero, como para los que no ganaron y se irán a descansar a su casa. Por ejemplo, como ya habíamos señalado en octubre de este año, Solidaridad Nacional reportó hasta agosto pasado haber gastado S/.22.003, y tener ingresos de S/.197.600. Sin embargo, de acuerdo con una supervisión de propaganda en televisión, radio, prensa y publicidad que la ONPE realizó, el desembolso de dicho partido, solo en publicidad habría sido de S/.6’145.917 en la última campaña, lo cual evidencia una preocupante contradicción en el partido de la persona que va a manejar la capital. Por su parte, Diálogo Vecinal no cumplió con presentar ninguno de los cuatro reportes –cuando la alcaldesa Villarán se comprometió a presentarlos el 6 de octubre– y habría gastado unos S/.4 millones en publicidad estatal.
Las agrupaciones políticas deberían ser las primeras en estar particularmente interesadas en tener sus cuentas en orden, pues sobre algunas de ellas recaen sospechas de corrupción que deben ser esclarecidas con prontitud. En el caso de Luis Castañeda Lossio, por ejemplo, aún quedan dudas acerca de su participación en el tema de Comunicore así como el aparentemente ilegal “doble cobro” que efectuó en su gestión. Por su lado, Susana Villarán se vio envuelta en una denuncia debido a un posible delito de malversación de fondos por contratar a una empresa para que realice focus groups sobre la calidad de los servicios municipales, los cuales fueron aprovechados para hacer consultas acerca de la conveniencia de su postulación a la reelección. Y tampoco debemos olvidar el mal manejo de fondos de la Caja Municipal.
Dada esta alarmante situación, es imperativo que el Congreso tome pronto la decisión de hacer reformas de fondo para que las agrupaciones políticas dejen de actuar de manera poco transparente y se implemente un marco más riguroso de sanciones para castigar a los partidos políticos que incumplan con sus obligaciones. Resulta extraño, entonces, que existan propuestas de reformas políticas que se encuentran descansando en el Congreso y que podrían dar alternativas para solucionar esta problemática. Finalmente, los políticos deben entender que solo mientras tengan cuentas claras, podrán tener una amistad larga con su electorado.