El proceso de vacunación contra el COVID-19 en el Perú ha alcanzado a más del 75% de la población objetivo. (Foto: Archivo/GEC).
El proceso de vacunación contra el COVID-19 en el Perú ha alcanzado a más del 75% de la población objetivo. (Foto: Archivo/GEC).
/ GESAC > BRITANIE ARROYO
Editorial El Comercio

A menos de una semana para que termine este 2021, ha llegado el momento de realizar un balance de un año bastante convulso en el que la coyuntura política no ha dado tregua ni siquiera en estas fiestas. Tiempo habrá, sin embargo, para comentar los múltiples problemas, enfrentamientos y deslices de nuestros políticos. En esta ocasión, queremos enfocarnos en los puntos positivos que nos deja el año del bicentenario y, entre estos, destacan sin duda dos: el avance de la en todo el territorio nacional que ha permitido salvar un número incalculable de vidas y el esfuerzo de escolares, padres de familia y maestros para que nuestros niños y adolescentes no vean interrumpido sus aprendizajes por una pandemia que va durando ya casi dos años.

Sobre lo primero, según datos del , al día de ayer, más de 21 millones de peruanos ya contaban con las dos dosis de la vacuna contra el y casi 25 millones habían recibido al menos una; esto es, más del 75% de la población objetivo. El dato no es menor si recordamos el tortuoso inicio de esta campaña. A principios del año, como sabemos, no contábamos con un solo contrato cerrado con alguna de las farmacéuticas que han desarrollado una vacuna contra el COVID-19. Peor aún, en febrero nos vimos con la decepcionante revelación de que entre los que se incluía el expresidente se había inoculado irregularmente con un lote de vacunas de Sinopharm que no les correspondía. Así, las primeras novedades que tuvimos los peruanos de la vacuna contra el coronavirus no fueron las más auspiciosas.

El partido, sin embargo, cambió rápidamente de semblante gracias al trabajo de jugadores como la cancillería, que negoció y forjó acuerdos comerciales con laboratorios y gobiernos de todo el mundo; el Minsa, que articuló y desplegó brigadas de vacunación en todo el territorio; las fuerzas del orden, que custodiaron el material allí por donde este se desplazó; el sector privado, que aportó pagando fletes y vuelos para traer los medicamentos a casa; la sociedad civil, que acudió a los centros de inoculación a su turno, y muchos, muchísimos otros, imposibles de citarlos a todos en este espacio.

Pero si hay que colocar un énfasis especial en algunos grupos, esos serían los del personal sanitario y las brigadas de voluntarios que trabajaron denodadamente, poniendo el pecho para que el resto de los peruanos pudiéramos poner el hombro. En ocasiones, como sabemos, tuvieron que desempeñarse en jornadas maratónicas y en otras, yendo casa por casa en los distritos que se iban quedando rezagados en el proceso.

Es gracias a todos ellos que muchos hemos llegado a esta Navidad un poco más protegidos frente al virus y en algunos casos, especialmente entre quienes contrajeron la enfermedad, pero desarrollaron un cuadro leve de esta, con vida. Y ese es un regalo que no se puede empaquetar.

De igual manera, es imposible no reconocer –y aplaudir– el trabajo que escolares, sus padres y sus maestros realizaron para tratar de sacar adelante un año en el que, desde el nivel más alto del Gobierno, el regreso a no fue visto como una prioridad, mientras en paralelo se iban abriendo otros espacios como casinos, cines y estadios. Como han advertido varios especialistas, la educación remota –que, además, fue implementada como una salida de emergencia ante el confinamiento– no puede reemplazar a la presencial, cuya postergación seguirá causando daños ingentes a toda una generación de escolares peruanos.

En este Diario, por último, queremos reconocer el esfuerzo de nuestros 1.000 que, desde 21 regiones del país, han realizado investigaciones sobre temas como salud, medio ambiente y distintas problemáticas de sus comunidades este año, pero, sobre todo, han alzado la voz para exigir el regreso a las aulas.

Son grupos como los aquí nombrados los que nos permiten despedir este año con la esperanza de que la pandemia, a pesar de todo el dolor que trajo consigo, también nos ha dado lecciones de humanidad, solidaridad y denuedo para todos los peruanos.