Los sucesos de ayer no se pueden atribuir al pueblo sano y trabajador, sino a la gente vil cuya triste misión es manchar y deshonrar las causas populares. La democracia solo es posible cuando un pueblo aprende a disciplinarse a sí mismo y no recurre al crimen oculto entre la muchedumbre. Hoy hemos podido apreciar los daños causados ayer y son muy grandes. Se ha quemado el área administrativa de El Comercio y la casa de nuestro director, donde solo estaban sus hijos pequeños al cuidado de algunos familiares, está totalmente destruida.
H.L.M.