Europa es como un enfermo con fiebre alta y Alemania como su pulso, alternando alzas y bajas derivadas de temores y esperanzas. La causa de la dolencia del Viejo Continente, según el publicista A. G. Gardiner, es la desmedida ambición de Francia, que para satisfacerla busca la destrucción de la independencia política de Alemania. De acuerdo con el Tratado de Versalles, Francia recibió Alsacia y Lorena, pero eso no le basta y pretende la cuenca carbonífera del Ruhr y, si lo consigue, tendría el absoluto control sobre las fuentes industriales de Europa.
H.L.M.