Aumentativo de corral, palabra de origen incierto, subsiste en el Perú con los sentidos de ‘casa de vecindad’ (acepción también documentada en Málaga, España) y ‘terreno amplio sin construir en una zona urbana’ (generalmente empleado como depósito de vehículos). Véase este ejemplo en la pluma del escritor peruano Alfredo Bryce: “¿Cuánta gente puede vivir, caber en corralón? Y en pleno San Isidro...” (No me esperen en abril, Lima 1995, pp. 90-91).
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