Martha Hildebrandt
Martha Hildebrandt
El Habla Culta

En la lengua general, este adjetivo se aplica a quien tiene mucha hambre: niño hambriento, leona hambrienta. Pero en el Perú y en varios otros países de América, entre ellos Colombia, Ecuador o Bolivia, el adjetivo hambriento, -a significa, además, metafóricamente, ‘tacaño’, ‘mezquino’. Parece ser un peruanismo casi exclusivo el sentido de hambriento aplicado a quien manifiesta interés exacerbado por el dinero u otras cosas materiales. Véase un ejemplo en la pluma de nuestro premio Nobel: “No le basta una, le gustan de a dos –se rio Malvina–. Eres un hambriento ¿no, amorcito?” (Conversación en La Catedral, 1969).